martes, 4 de septiembre de 2007

EL RAYO VERDE (2)




A Beatriz Rivera Polo



"Mi abuela Carmen, que era tan fabuladora como la abuela de García Márquez, me contaba de niño la historia del rayo verde, rarísimo fenómeno meteorológico que, en medio de un nublado o con el día azul, podría aparecer sobre los cielos como la fracción de un relámpago de un verde nunca visto ni en los retoños de las plantas, ni en la paleta de pintor alguno, ni en los mares de Cozumel, ni en las hojas de los árboles de Francis Ponge. Mi abuela lo había contemplado de niña sobre los cielos de La Coronada, en un día de junio ni muy claro ni muy nubloso, uno de esos días de transición al verano desde la primavera fugitiva. Según decía ella, fue visto y no visto en su duración infinitesimal, pero a mi abuela se le había quedado la mirada encinta de una felicidad inumerable. Ella me hablaba del rayo verde como de una nostalgia transterrada y aun se sentía dichosa de un recuerdo tan fugaz.




Solía contarme que ni en un receso de la lluvia, tan escasa en mi aldea, había jamás hallado en los siete colores del arcoiris un color tan indeterminadamente bello y esplendoroso. Y al morirse, según me refirió mi padre, en el último destello de su mirada se produjo un resplandor vivísimo como si hubiera vuelto a contemplar, en un lúcido instante, el rayo verde que yo jamás he visto.
No he creído nunca que fuera una de esas amables patrañas con las que la abuela Carmen endulzó mi infancia y las de mis hermanos y mis primas, porque cuando contaba lo de la aparición del rayo verde se transfiguraba su rostro y sus palabras sonaban como suena la música de los Cuentos de Hoffman al visitar los bosques de la Selva Negra, una experiencia irrepetible. Muchos años después, en mi amor por la literatura, leyendo un relato de la escritora mejicana Elena Poniatoswka, encontré una descripción semejante a la de la historia de mi abuela (revista “Vuelta”, octubre 1.979). A ella le habían contado que algunas tardes, en el océano Pacífico, podía contemplarse la maravillosa aparición, sólo que había que prestar una capacidad de atención increíble, dado que el rayo verde era huidizo y se escapaba en un parpadeo, tal como la rosa que en el sueño de Coleridge escribió Borges que había encontrado la prueba irrefutable de la existencia del paraíso.

Ni en los libros, ni en las montañas, ni en las playas, he podido alcanzar a ver esa relampagueante visión del rayo verde. Ni siquiera en los textos de astronomía, incluyendo al popular de Flanmarión, he conseguido hallar indicio alguno de tan extraño fenómeno meteorológico. Me he preguntado siempre en qué lugar exacto de mis sueños se encuentra esa alucinación que heredé de mi abuela Carmen y de la que siempre se han reído mis hermanos, mis amigos, mi hijo y hasta la propia compañera de mi existencia en los últimos veintidos años. Tal vez ha sido una de las muchas iluminaciones de una infancia que, si no fue perfecta, si fue como un fulgor avivado por los sueños de los cuentos orales y las lecturas de los maravillosos cuentistas del pasado. Hay en mi ser adulto todavía un rescoldo de ilusión que, a pesar de mis muchos escepticismos, mantiene intacta esa no presencia del rayo verde que sigue alimentando mi existencia anodina. En la semana luminosa de los Reyes Magos me gusta observar en la mirada mágica de los niños pequeños ese maravillado encantamiento que solía embriagar a Gabriela Mistral en el Valle de Elquí o en el Valle del Río Blanco, donde nace el Aconcagua, al amanecer el día 6 de enero. O recordarme a mi mísmo en la noche de la víspera, desfilando en la cabalgata de la ilusión de una nube en la que aparecía el rayo verde, dádiva de las dádivas del reino de la felicidad. En un mundo tan absolutamente materializado ya no hay abuelas como mi abuela Carmen que me contaba cuentos que todavía me creo, prodigios, como el del rayo verde, que alimentan como la flor del aire, otra historia que un día contaré. Aun imploro el milagro de vivir la visión de ese rayo fantástico que debe aparecer, aunque sea en el último acto de mi vida, en el centro de un resplandor. "


CARLOS RIVERA (Texto sacado de aqui).

* Yo ya tengo mi propio "Rayo verde" colgado de las paredes de mi salon, gracias a MK :).

14 comentarios:

MK dijo...

Gracias a ti !.
Fenómeno metereológico aparte.Que haberlo haylo , y doy fé. Y como otras muchas cosas en la vida el rayo verde también es una cuestión de ilusión...y toda magia exige un pequeño esfuerzo...
El hecho de que la foto séa en blanco y negro ( por si hay alguien ahí frotándose los ojos) no es un problema.Como dicen en Jamaica "es una situación" .
Y también es para no discriminar a nadie y mucho menos a los daltónicos , que siempre les suelen ir vetándo cosas ,y a mi me caen muy bién.
Y el texto escogido es precioso...como siempre..

Reb dijo...

Puede que me equivoque pero siempre he pensado que ese rayo es más discreto y más común de lo que parece. Basta con observar el sol hundiéndose en el agua para sentir el último destello como verde. El texto de Carlos Rivera es una delicia

desconvencida dijo...

Mary Kate, espero verlo algun dia,ilusión no me falta! :)

Reb, le pondre mas interes entonces la proxima vez que este cerca del mar, con un poco de ilusión y mucha observacion quizas algun dia vea uno!

memento dijo...

Menudo detalle el de la "pelirroja" ;-)

memento dijo...

Perdón, "pelirrosa" :-)

Lula Fortune dijo...

Hay una película preciosa de Eric Rohmer titulada El rayo verde, me acordeé ahora de ella.Gracias por resucitarme delicias olvidadas.Un beso.

desconvencida dijo...

jaja, un buen juego de palabras, memento, estoy encantada con mi regalo, no me puedo quejar en absoluto! :)

Si! Lula, conozco la pelicula, me encantó cuando la vi, de hecho la he enlazado en el comentario, te dejo tambien el post aqui para que lo leas si quieres:

http://desconvencida.blogspot.com/2007/05/el-rayo-verde.html

Emily dijo...

Las artistas como Mary Kate son maravillosas...

atikus dijo...

Me encanta todo lo que tiene que ver con el mundo de la ilusión o la imaginación,...y porsupuesto lo relacionado con la ciencia y/o ciencia ficción, claro aqui está el mago de los magos, Julio Verne, la semana pasada me di un atracón suyo, me vi "Viaje al centro de la tierra" y "20,000 leguas de viaje submarino", por cierto también tengo un reportaje que tengo pendiente sobre los viajes al centro de la tierra, sabes los polos de la tierra estan cambiando, vamos que el norte va a pasar a ser el sur y viceversa, jaja!!

Paco Becerro dijo...

Yo también lo intento siempre. Tengo fotografiadas muchas puestas de sol, algunas impresionantes donde MK, en menorca. Y he visto rayitos azules, casi verdosos, pero no, aún no.

Y pongo la ilusión...

Lo conseguiremos.

desconvencida dijo...

Coincido totalmente, Emily...

jajaja, atikus,cualquier dia despertamos boca abajo! Verne era todo un visionario...

Futuro Bloguero, algun dia lo conseguiremos!

MK dijo...

Se ..me acaba ..de ...quedar el bocadillo aqui , haciendome bola ...aiisss...

desconvencida dijo...

¡Bebe un poquito de agua, mujer! :D

Anónimo dijo...

hghgjhv,

 
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