- ¿Estás despierto?
- Sí.
- ¿En qué piensas?
— Una vez tuve un sueño. Caminaba por el bosque, no sé porqué, se levantó viento y mi sombrero voló.
— Y lo perseguiste ¿no?, corrías y corrías y finalmente lo alcanzabas. Lo recogiste, pero ya no era un sombrero se había convertido en otra cosa, en algo maravilloso.
—No, seguía siendo un sombrero y no lo perseguí. No hay nada más ridículo que un hombre corriendo tras su sombrero.
JOEL COEN. "Muerte entre las flores" (1.990)