Ciudad del Cabo vista desde Robben Island
Regresé el lunes de este largo viaje que me ha llevado hasta Ciudad del Cabo, y la verdad es que me está costando quitarme de la retina toda la belleza que he visto, y del pensamiento lo bien que lo hemos pasado. Como siempre pasa en todo viaje "breve", una se queda con ganas de que recorrer más el país para poder comparar con otras zonas y diferentes geografías, pero por lo que respecta a la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica os diré que el viaje bien merece la pena.
Enmarcada entre la fastuosa Table Mountain (de más de 1.000 metros de altura) y el Océano Atlántico, sin duda tiene merecida la fama de ser una de las ciudades más hermosas del planeta. Es una gozada pasear por las calles del centro, los edificios coloniales se entremezclan con nuevos rascacielos, y en general toda la ciudad tiene un aspecto muy cuidado.
Atardecer en Lion´s Head
Llama la atención que es la ciudad de Sudáfrica con menor población de gente negra (los mestizos y la gente blanca son mayoría), aunque pronto se observa que las diferencias sociales y económicas entre unos y otros son aún muy grandes. En las afueras de la ciudad los Townships (barriadas pobres) se suceden durante kilómetros, contrastando con el bienestar e incluso lujo de las barriadas de la ciudad. La creciente inseguridad ciudadana se ve en el hecho de que absolutamente todas las casas tienen sistema de alarmas que avisan de una posible "respuesta armada", así como vallas electrificadas en algunos casos, pero, a parte de ciertas historias para no dormir que nos contó mi hermano sobre algún atraco a conocidos tuvimos suerte y no sentimos en ningún momento inseguridad alguna.
Viñas en Stellenbosch
A pocos kilómetros de Ciudad del Cabo se extienden varias regiones dedicadas al vino, nosotros fuimos de tour por tres de ellas: Paarl, Stellenbosch y Constantia y cuando las recorres te das cuenta de porqué los ascendientes de los afrikaners decidieron quedarse en estas fértiles tierras, la vista se pierde entre los cientos de vides plantadas, es un paisaje bellísimo. Todas las bodegas están hechas con un cuidado exquisito y acostumbradas a recibir visitantes, te reciben con una selección de sus mejores vinos, descubrimos algunos muy interesantes.
Playa entre Cape Point y Cape of Good Hope
Otra de las visitas obligadas es la excursión a Cape Point y al Cabo de Buena Esperanza, ambos cabos situados en la Península del Cabo y dentro del Parque Natural de Table Mountain. Tuvimos mucha suerte y nos salió un día soleado, y la verdad es que el paisaje que se ve en ambos Cabos es realmente espectacular. Curiosamente durante mucho tiempo se creyó que el Cabo de Buena Esperanza era el punto más al sur del Continente Africano, pero la realidad es que el Cabo Angulas (al q no nos dio tiempo a ir) es el que ostenta tal mérito.
Cartel situado en Cape Point que marca la distancia a diferentes capitales del mundo
Cerca del Cabo visitamos uno de los lugares más sorprendentes de Sudáfrica, la colonia de pingüinos africanos de Simon´s Town, situada en Boulder´s Beach. Digo sorprendentes por que uno no imagina que en un clima tan cálido pueda haber una colonia de pingüinos de hasta 3.000 individuos, sobre todo si tenemos en cuenta que la misma fue repoblada en 1.982, a partir de dos parejas de pingüinos africanos. Es muy curioso observarlos entre los matorrales y en la playa.
Pingüinos africanos en Boulder´s Beach
Por último os hablaré de la excursión que hicimos a la cercana isla de Robben,situada a 12 km de Ciudad del Cabo, que durante siglos sirvió de prisión de máxima seguridad, constituyendo en la última mitad del siglo XX uno de los principales símbolos del apartheid, ya que albergó a los máximos dirigentes del CNA.
Aunque el "inquilino" más famoso que ha tenido es Nelson Mandela (que pasó allí 18 de su 27 años de cautiverio), esta isla de vegetación escasa, poblada de innumerables gaviotas y pingüinos, también fue lugar de confinamiento durante nada menos que 26 años de Walter Sisulu (escalofría ver su celda especial de aislamiento, que recuerda a la de Steve MacQueen en "La gran evasión", solo que la suya era permanente y terroríficamente real, los guardias tenían orden de no dirigirle la palabra), Robert Sobuwke, y Jacob Zuma, actual Presidente de Sudáfrica, entre otros.
Es una visita curiosa, la verdad es que produce emoción y sentimientos encontrados pensar que esas instalaciones (prácticamente intactas), en la actualidad declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, hasta hace apenas veinte años fueron un lugar en el que tanta gente estuvo apartada de sus seres queridos, en circunstancias a veces inhumanas. Para refrescarte la memoria, un ex-preso político hace las veces de guía y explica cómo se vivía en los diferentes pabellones y los trucos que usaban para pasarse mensajes de un patio a otro,etc... pura supervivencia. El punto álgido de la visita es la celda donde estuvo Mandela la mayor parte de su cautiverio, que sorprende por su austeridad y emociona por sus pequeñas dimensiones.
Celda de Mandela en la prisión de Robben Island