jueves, 30 de diciembre de 2010

HAPPY NEW YEAR




Did the ironing in a cowboy hat
Felt as fresh as the paint in this new flat
I will never tell you what to do
Have ambition simply to see things through

Did you know I could be a lot of fun
I'm aware that friendship can die young
As the glow from the street light bled
Down the Langlands Road we set
off the best of friends

I know where I stand
I don't need you to hold my hand

Well, I've tried to get along with you
I have asked myself "What are we gonna do?"
I'm coming round to take a stand
Going to put us together with
glue or an elastic band

I know where I stand
I don't need you to hold my hand

I am softer than my face would suggest
At times like these I'm at my lowest ebb
Now I can confide in you
If I cry to set the mood oh
please could you cry too

Happy New Year
You are my only vice

Happy New Year
What if we compromised?
Happy New Year
I am open

Do you have to wear a frown like that?
You could have hit me with a baseball bat

Do you want to? (Yes I do)
Do you have to? (So do you)
Do you want to? (So do you)

CAMERA OBSCURA


* Lo dicho, mis mejores deseos para 2.011.

sábado, 25 de diciembre de 2010

BLUE CHRISTMAS



I'll have a Blue Christmas without you
I'll be so blue just thinking about you
Decorations of red on a green Christmas tree
Won't be the same dear, if you're not here with me

And when those blue snowflakes start falling
That's when those blue memories start calling
You'll be doin' all right, with your Christmas of white
But I'll have a blue, blue blue blue Christmas


You'll be doin' all right, with your Christmas of white,
But I'll have a blue, blue Christmas.

Letra y música de Billy Hayes & Jay Johnson



* Un villancico dedicado a todos los ausentes estas Navidades.

jueves, 23 de diciembre de 2010

NOCHEBUENA




"Yo, dijo el buey todo blanco y rojo, di mi pesebre para su cama, le di mi paja como almohada para su cabeza, yo, dijo el buey todo blanco y rojo. Y así todas las bestias por algún buen hechizo en el establo oscuro estaban contentas de contar el regalo que le hizo a Inmanuel, el regalo que le hizo a Inmanuel".

Es una vieja leyenda que en nochebuena, a medianoche, todos los animales se arrodillan y hablan rezando al recién nacido Jesús. En el invierno del 69, mi padre estaba fuera trabajando y mi madre... no se donde estaba. El caso es que estaba solo en casa en nochebuena y me quedé levantado para ver si mi perro Budy hablaba. Y lo hizo. No recuerdo sus palabras exactas, pero eso no importa. Lo que importa es que un niño de 7 años experimentó su propia epifanía. ¿Mi opinión? Bueno, que la navidad se revela a cada uno de forma personal, sea secular o sagrada, sea lo que sea, y representa mucho para mucha gente, todos poseemos un poco de ella. Es como el saco de Papa Noel; dentro hay un regalo para cada uno ¿Mi deseo para vosotros esta noche? Que hable vuestro perro. Buenas noches, Cicely, feliz navidad. "

* Chris Stevens y yo os deseamos una Feliz Navidad a todos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

SUNSET PARK





"Miles tenía diez u once años. Era una de las primeras veces que venían aquí sin Bobby, ellos dos solos, sentados uno frente a otro en los reservados, quizás en este mismo, tal vez en otro, no recuerda cuál, y el muchacho se había traído una redacción que había compuesto para la clase de literatura de quinto o sexto grado, no, no una redacción exactamente, un breve ejercicio de seiscientas o setecientas palabras, un análisis de un libro que el profesor les había asignado como tarea, el libro que habían estado leyendo y discutiendo durante las últimas semanas, y ahora los alumnos tenían que escribir un trabajo, una interpretación de la novela que acababan de terminar, “Matar a un ruiseñor”, una historia bonita, pensaba Morris, un buen libro para colegiales de esa edad, y el muchacho quería que su padre leyera lo que él había hecho.

Botellero recuerda lo tenso que estaba el chico cuando sacó las tres o cuatro hojas de papel de la mochila, esperando el juicio de su padre sobre lo que había escrito, su primera incursión en la crítica literaria, su primer deber de adulto, y por la expresión en los ojos del chico, su padre se hizo cargo de la cantidad de trabajo y pensamiento que había invertido en aquel modesto ejercicio literario. Su composición trataba sobre las heridas. El padre de los dos chicos, el abogado, está tuerto, escribía el muchacho, y el hombre negro al que defiende de un la falsa acusación de violación tiene un brazo atrofiado, y más adelante el hijo del abogado se cae de un árbol y se rompe el brazo, el mismo que tiene lisiado el negro inocente, el izquierdo o el derecho, Botellero ya no se acuerda, y el fondo de todo eso, escribía el joven Miles, es que las heridas son una parte fundamental de la vida, y a menos que uno esté herido de alguna forma, jamás se hará hombre. "

PAUL AUSTER "Sunset Park"


OTROS POST SOBRE "MATAR UN RUISEÑOR"


jueves, 16 de diciembre de 2010

BLAKE EDWARDS



* Leo hace un minuto una noticia triste "Muere Blake Edwards, director de "La pantera rosa"... y me vienen a la mente "Desayuno con diamantes", "Días de vino y rosas", "El guateque", "Operación Pacífico" o "Victor o Victoria", entre otras. Se va uno de los grandes. Para recordarle con una sonrisa en este vídeo le podéis ver recogiendo su Oscar Honorífico en 2.004. Os dejo con la escena más célebre de "Desayuno con diamantes":



POST SOBRE PELÍCULAS DE BLAKE EDWARDS:

DÍAS DE VINO Y ROSAS
EL GUATEQUE
DESAYUNO CON DIAMANTES

martes, 14 de diciembre de 2010

LOS TUMBADOS


"Supongo que todavía seguirán existiendo los tumbados, aunque sospecho que ahora, con la televisión y los muebles bajitos, quizá estén confundidos entre los espectadores inermes y carezcan, por tanto, de la identidad patriarcal y excéntrica que siempre tuvieron. O acaso pervivan como signo de una mentalidad que, al extinguirse, los ha convertido en una curiosidad psiquiátrica o, para mayor ironía, en un producto del paro o de la sociedad del ocio y la opulencia. En cualquier caso, es probable que muchos de los que hemos vivido en el sur hacia 1950 guardemos de ellos una noción tan imprecisa como indiscutible, pero lo seguro es que sólo algunos habrán tenido el privilegio de conocer de cerca a un tumbado; esto es, no a un holgazán, a un neurótico o a un simple enfermo imaginario, sino a un auténtico e irrepetible ejemplar de tumbado: a un hombre que una mañana opta por suspender su actividad social y se abandona espléndidamente a la inacción. Yo conservaba noticias propias de aquellos hombres formidables, borrosas ya por los años, cuando hace unos días, mientras aguardaba en una acera ante una luz roja, me acordé de repente de ellos. (...)


Recordé que, siendo yo niño, iba limosneando por las casas una mujer cuyo marido, maestro albañil con seis lustros de experiencia, llevaba tumbado desde hacía nueve años. Nada excepcional había ocurrido en su vida. No había habido ningún desengaño, tendencia a la depresión o conflicto laboral o doméstico. No, a aquel hombre le había sucedido lo que a otros: que una mañana, sin anuncio previo, sin razón aparente, sin el menor síntoma de enfermedad o malestar, y en perfecto uso de sus facultades mentales, había decidido quedarse en la cama indefinidamente. Inútil era animarlo o persuadirlo a la acción, ni nadie lo intentaba, porque todos sabían que aquélla era una tragedia que carecía de nombre, de causa y de remedio, que le puede ocurrir a cualquiera, y que era tan inevitable como el rayo o la lluvia. Y tampoco a nadie se le pasaba por la cabeza acusar al postrado de molicie o locura, ya que en última instancia se trataba de designios de Dios o del destino y como tales había que recibirlos. Sólo restaba, pues, condolerse, resignarse e intentar salir adelante como mejor se pudiera. Les llamaban así: los tumbados, y que yo sepa no hay muchas noticias sobre ellos.

Aquella limosnera iba de puerta en puerta vestida de luto y con el estribillo: "Una caridad para esta pobre mujer que tiene seis hijos y a su marido tumbado desde hace ya diez años". Y la gente le daba algún socorro, la animaba a la esperanza y a la fe. Una vez contó el origen de su adversidad y, por lo que yo recuerdo, deduzco que el suceso no vino precedido por señales, sino que la propia víctima fue la primera en quedar atónita e indefensa ante la irrupción de la desgracia.

Parece ser que este tipo de fenómenos sobrevenía por la mañana, a la hora de levantarse, y que el indicio precursor no debía de ser otro que un silencio tozudo a los requerimientos de la esposa, que lo apremiaba al desayuno. A la tercera o cuarta llamada, es de suponer que ella, con ese instinto certero y casi voluptuoso que algunas mujeres suelen tener para las desdichas, se apresuraría al dormitorio, volvería a llamar al hombre de su vida, y como tampoco esta vez obtuviese respuesta, comprendería de golpe que acababa de consumarse una catástrofe familiar. Desde ese momento fatídico, tenían a un tumbado en casa, con todo el infortunio, no exento de orgullo, que esto significaba. Porque lo más impresionante de estos dramas era el respeto y la adhesión con que los acogía la comunidad.

Se daban estos casos en familias humildes y siempre, infaliblemente, el tumbado era un hombre, por lo general laborioso Y de espíritu manso y ejemplar. Se iniciaba entonces un proceso de desenlace imprevisible. Acudían los vecinos a acompañar en la desventura, a dar una especie de pésame y a reunirse en torno al tumbado en un acto muy, parecido a un velorio sin muerto, o con el muerto vivo. Si alguien, desinformado, se interesaba por lo ocurrido, recibía por respuesta: "Nada, que Fulano se ha tumbado", y el otro movía desalentado la cabeza y decía: "Vaya por Dios".

Luego, la historia del tumbado se diluía en el tiempo. A veces le duraba la decisión toda la vida; y a veces, a los dos, cuatro o doce años, un día se levantaba y retomaba su actividad de siempre. "Fulano se ha levantado", se corría la voz entonces, y en todas partes se le recibía con naturalidad e incluso con admiración.

Una vez vi a un tumbado. Llevaba sólo tres años en la cama, y no debía de haber cumplido los cuarenta. "¿Cómo va eso?", le preguntó mi madre. "Aquí andamos con lo nuestro", dijo él. Sufría de un apetito montaraz. Continuamente pedía de comer, y nada le satisfacía. "Parece que no tiene fondo", nos confesó, sobrecogida, su mujer. Dedicaba el tiempo, además de a la pitanza, a mirar al techo, a recabar información sobre si era buen año de perdices y liebres, a escuchar la radio y a suspirar de tarde en tarde. Según atardecía, se fue animando desde la penumbra y se puso a recordar episodios lejanos de su vida, casi todos irrelevantes y festivos. Me impresionó su dignidad y, sobre todo, que aquella postración no parecía un descanso, sino una última y misteriosa forma de trabajo: allí estaba, laboriosamente echado, concentrado en su tarea ciclópea y ofreciendo el formidable espectáculo de una quietud que evocaba la de Job ante un destino fatal e incomprensible.

En ese instante apareció el monigote verde invitándome a cruzar. Recordé entonces esa obrita magistral de Delibes que es Los santos inocentes, y al Azarías, que a veces sufría lo que él llamaba la perezosa, forma quizá menor de esa vigilia atroz que viene a ser el tumbadismo.

Ignoro si estos casos son ya infrecuentes o legendarios o si han evolucionado difusamente hasta dar el tono aproximado de una parte de nuestra vida pública y privada, pero de cualquier modo, no me parece del todo inoportuno jugar a descubrir, bajo la máscara de la actividad, a los gloriosos y astutos descendientes de aquellos grandes y verdaderos derrotados. "

LUIS LANDERO publicado en El País 18/11/1990


* Leyendo sobre un ensayo que acaba de ser publicado sobre el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, que pasó "encamado" los últimos diez años de su vida, he recordado la curiosa figura popular de los "tumbados", que Landero tan bien describe en este artículo publicado hace ya veinte años en El País. Aquí tenéis otro artículo interesante sobre el tema.

jueves, 9 de diciembre de 2010

VIAJAR



(1)



" El viaje como imagen de la vida y como aventura de la imaginación
han sido dos constantes de nuestro pensamiento.
La vida es un viaje de la luz a la oscuridad.
La vida es siempre el viaje del héroe de las mil caras,
del millón de caras, y cada día viajamos de la mañana a la noche;
de noche viajamos en nuestro sueños;
de día viajamos por los sueños que tenemos con los ojos abiertos.
Y no tenemos que ir muy lejos.
Viajamos en nuestros recuerdos y podemos viajar en los recuerdos de otros,
en las memorias y las autobiografías de Zweig, Neruda, Casanova.
Leer a Balzac es viajar a la Francia del siglo XIX,
leer a William Faulkner es viajar al sur profundo de Estados Unidos de los años treinta,
leer a Mariano Azuela es viajar a las entrañas de la Revolución.
Vámonos con Martín Luis Guzmán y Pancho Villa a la toma de Zacatecas.
Vámonos con Alejo Carpentier al siglo de las luces.
Vámonos con Rafael F. Muñoz a Bachimba.
Vámonos con Borges de ida y vuelta al infinito.
Vámonos con Alicia al otro lado del espejo.
¿Por qué no decirle a nuestros niños que cuando abrimos un libro,
sus páginas se transforman en velas, y con ellas desplegadas
podemos navegar a los rincones más lejanos de nuestro país,
a los recovecos más misteriosos de nuestra historia,
a las tierras más altas de la imaginación?
Fueron viajeros Robinson Crusoe y Arthur Gordon Pym.
Viajó Gulliver, viajó Simbad, viajó Tartarín y el capitán Ahab.
¿Por qué no decirle a nuestros niños y a nuestros jóvenes
que con los libros pueden viajar por el dolor y la alegría de los seres humanos,
y por sus esperanzas, por su soledad, su amor y sus pasiones?
¿Por qué no decirles que con los libros podrán viajar al centro de sí mismos,
por los mares de sus conciencias, por las profundidades de sus pensamientos? "

FERNANDO DEL PASO "El viaje como imagen de la vida"


(2)


"Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba(Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.

La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura."

MARIO VARGAS LLOSA. Extracto de su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura 2.010.



* Siempre nos quedará la lectura para viajar, al menos, con la imaginación.

viernes, 3 de diciembre de 2010

LIVERPOOL & MANCHESTER



Me marcho unos días de viaje al Reino Unido, pero en esta ocasión no voy a Londres sino a dos de las ciudades más célebres (musicalmente hablando) de la Islas Británicas.

Y como buen viaje musical que se precie, tendrá como colofón el concierto al que asistiré el próximo 7 de diciembre, en el Teatro Apollo de Manchester, junto con la London Contemporary Orchestra.

Os dejo con una bonita verisón de Belle & Sebastian de "Here comes the sun" de los Beatles:



* La foto que ilustra este post la saqué a los 15 años en una (lejana ya) excursión a Liverpool.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ABOGADOS



Estas dos semanas han sido de mucho ajetreo en el trabajo, y los juicios me han mantenido alejada del blog. Por eso quería compartir con vosotros este post donde doy un repaso a mis abogados favoritos de cine, aquellos a quienes me gustaría parecerme algún día.

1. ATTICUS FINCH (Gregory Peck) en "Matar un ruiseñor" (1.962)de Robert Mulligan.

Sin duda mi favorito, Finch no sólo es un padre ideal y un ciudadano ejemplar, sino que ejerce la abogacía con responsabilidad, hasta el punto de pasar la noche apostado en la puerta de la comisaría con un arma para evitar que su cliente sea objeto de un linchamiento. Su visión de la Justicia y del Sistema Judicial queda reflejada en su alegato final:

"El acusado no es culpable pero alguien en este tribunal lo es. Ahora, señores, en este país nuestros tribunales son los grandes niveladores. En nuestros tribunales todos los hombres fueron crearon iguales. No soy un idealista que crea firmemente en la integridad de nuestros tribunales y de nuestro sistema de jurado. Ese no es un ideal para mí. ¡Esta es una realidad viviente! Ahora, tengo confianza que ustedes, señores, revisarán sin pasión la evidencia que han oído, tomarán una decisión y restituirán este hombre a su familia. En el nombre de Dios cumplan con su deber.En el nombre de Dios crean en Tom Robinson."



2. FRANK GALVIN (Paul Newman) en "Veredicto final" (1.982) de Sidney Lumet.

Hace unos meses vi por vez primera esta película de Lumet, de la que os hablé aquí, que refleja como pocas la soledad con que (muchas veces) un abogado se enfrenta a una causa que, a todas luces, parece perdida.

Frank Gavin ha perdido toda confianza en recuperar su vida y su prestigio profesional desde que fue injustamente acusado de perjurio, y lo único que le mantiene aferrado a una y otro, es el convencimiento de que la causa de negligencia profesional que recae en sus manos llegue hasta un veredicto de culpabilidad para los responsables.

GALVIN: Es posible, sí. Ese es el tema... es posible... sabes, el Jurado quiere creer. Todo el mundo es cínico, claro, porque quieren creer en algo. Yo tengo que ir allí mañana y encontrar a doce personas que presten atención a este caso. Veré a unas cien personas y escogeré a doce. Y todos ellos llevarán escrito en su cara: "Esto es falso, la Justicia no existe.." Pero en su corazón están diciendo: "Es posible, es posible"...

LAURA: ¿Qué es posible?

GALVIN: Es posible que haga algo bueno.

LAURA: ¿Y eso es lo que vas a lograr?

GALVIN: Eso es lo que voy a intentar.




3.SIR WILFRID ROBARTS (Charles Laugthon) en "Testigo de cargo" (1.957) de Billy Wilder.

Una escena que siempre me llamó la atencion de esta película es aquella en la que el personaje interpretado por el(siempre perfecto) actor Charles Laughton interroga a su potencial cliente Leonard Vole (Tyrone Power)con la infalible "prueba del monóculo": mientras le hace preguntas enfoca su monóculo a sus ojos, para ver si éste vacila y por consiguiente no dice la verdad.

El célebre actor basó su personaje en su letrado, el británico Florance Guedella (que curiosamente también era el abogado de Marlene Dietrich), conocido por usar su monóculo al interrogar a testigos. A más de un abogado que conozco nos gustaría tener un método semejante para averiguar si nuestros clientes dicen la verdad y no llevarnos sorpresas en sala :).
 
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