"Olvídalo, Jake. Es Chinatown".
Hay películas que tienes conciencia de haber visto alguna vez en tu vida, pero quizás eras demasiado joven para recordarlas, por lo que tienes la inmensa suerte de verlas como si fuera la primera vez. Eso me ha ocurrido hoy con "Chinatown" (1.974) de Roman Polanski.
Como amante del cine negro y de la novela negra que soy, tenía muchas ganas de verla, y puedo decir que no me ha decepcionado en absoluto.
Es un homenaje al cine negro clásico tal que no sería difícil imaginar a Humphrey Bogart interpretando a J.J. Gittes, aunque la película esté rodada en un intenso color y con total realismo. Polanski tenía claro los parámetros de su homenaje a este género: "Yo no veía en Chinatown una obra "retro" o una imitación consciente de las películas clásicas en blanco y negro, sino una película sobre los años treinta, vistos a través del ojo de la cámara de los setenta." Quizás lo más parecido a esta película que se haya hecho recientemente sea "L.A. Confidential" . Precisamente en esta película también es la "soleada" Los Ángeles, el escenario para una historia de lo más truculenta sobre la codicia y las más bajas pasiones humanas.
Jack Nicholson borda su papel de J.J. Gittes, un detective privado que es contratado por una misteriosa mujer para investigar una posible infidelidad de su marido, un alto cargo de la compañía encargada de administrar las aguas del Valle de San Fernando. Faye Dunaway (Sra. Mulwray) también interpreta a la perfección el papel de clásica femme fatale que trae de cabeza a Gittes, debatiéndose entre la atracción que siente por ella y las sospechas de que oculta un oscuro secreto. El director John Huston, como el corrupto y malvado padre de Dunaway, completa el cuadro protagonista.
La película desprende un romanticismo clásico total, mi escena favorita es aquella en la que Gittes (Jack Nicholson) repara en una mancha que tiene la Sra. Mulwray (Faye Dunaway) en el iris, y que avanza algún tipo de fatalidad que se cierne sobre ella:
Gittes: ¿Qué tienes ahí? Hay algo negro en la parte verde de tu ojo.
Mrs. Mulwray: Oh, eso... es un defecto... un defecto en el iris.
Gittes : ¿Un defecto?
Mrs. Mulwray: Una especie de mancha de nacimiento.
Y cómo no, ya presente desde el título, Chinatown, como metáfora de la derrota pasada (y futura de Gittes), del destino que le persigue inexorablemente.
Mrs. Mulwray: Digame Mr. Gittes, ¿le ocurre esto a menudo?
Gittes: ¿A qué se refiere?
Mrs. Mulwray: Bueno, sólo le juzgo sobre la base de lo que he visto esta tarde y esta noche, pero, si así es como hace su trabajo, diría que es afortunado si sobrevive durante un día más.
Gittes: Bueno, de hecho no tenía un día así hacía mucho tiempo.
Mrs. Mulwray: ¿Cuándo fue la última vez?
Gittes: ¿Por qué me lo pregunta?
Mrs. Mulwray: Es una pregunta inocente.
Gittes: En Chinatown.
Mrs. Mulwray: ¿Y qué hacía allí?
Gittes: Trabajaba para el Fiscal del Distrito.
Mrs. Mulwray: ¿Y qué hacía?
Gittes: Lo menos posible.
Mrs. Mulwray:¿El Fiscal del Distrito aconseja a sus hombres hacer eso?
Gittes: Lo hace en Chinatown.
La dramática escena final (que no os revelaré por si alguien no ha visto la película aún), tenía por tanto que suceder en Chinatown, y Polanski tenía claro que no cabía un final feliz:
Porqué, según usted, debía acabar así?POLANSKI: Si hubiéramos tenido un final feliz todo lo que intentábamos contar era un sinsentido. Si quieres sentir que no hay justicia, tienes a la gente que abandona el cine pensando en que tiene que hacer algo sobre eso, la gente te lo perdona. Era un niño cuando ví "Amazing men", recuerdo que sentí pena de un personaje que no puede salvarse, esa película me persiguió muchos días después de verla…Tuve muchas discusiones con Bob, que me envió muchas escenas para que no terminase así la historia, pero si haces una historia como esta tienes que ser honesto, tienes que hacer una escena que sea un símbolo, un símbolo de la realidad.