miércoles, 9 de agosto de 2006

PARA HACER UN POEMA DADAISTA


Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema. Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.

TRISTÁN TZARA

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me descubrieron el método, ni hablar, hay que idear otro.

desconvencida dijo...

¡A echarle imaginación! :)

Anónimo dijo...

...mmmm... creo que he contestado a las preguntas de algunos exámenes siguiendo una técnica parecida.

(hoy me he pillado la trilogía de Nueva York :-P )

Anónimo dijo...

Hola de nuevo. Ni me ha atropellado un coche todavía (todo se andará) ni me ha asesinado Jack el Destripador. Es de noche y todo está apacible en este barrio. James Barrie, o su fantasma, me ha saludado en la calle hace un rato (iba con su perro enorme, sombrero y bastón).
Esta mañana hacía frío y sol, esa mezcla estupenda. Mientras me tomaba un sandwich doble de Marks&Spencer en un banco de Hyde Park, he visto a una chica muy interesante con un libro rojo en la mano. Me he acercado y era "La hoguera de las vanidades" de Tom Wolfe (Compactos de Anagrama, creo). Han pasado los años... Ella ya no me recuerda...
Por cierto, ¡qué gran comentario sobre "Carta de una desconocida! (Aplausos)

desconvencida dijo...

alberto balsam, ya me contarás qué tal con la Trilogía... yo entre ayer y hoy he leído "La Dalia Negra" de James Ellroy, para preparme al estreno de la versión cinematográfica de Brian de Palma, que promete. Es todo un novelón policiaco de unas 600 páginas, pero estos dos días (cuidando a mi abuelo de casi 100 años) han tenido muchas horas libres para leer...Me ha gustado mucho el libro.

bufalino, me alegra verte por aquí, desde luego lo tuyo no fue una despedida del todo, eso me gusta. Me hacen mucha gracia tus andanzas londinenses, dentro de unos días tengo una boda entre españoles e ingleses, ya te contaré qué tal el choque cultural, la cosa promete :)

Anónimo dijo...

Lo que me encanta de Tzara era aquella máxima suya acerca de los errores ortográficos voluntarios. Siempre puedes utilizarlo como escusa ante la propia torpeza.

desconvencida dijo...

No la conocía, pero sin duda es una buena excusa para quien los tenga;)

 
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