Hoy
quiero hablar de la improbable y curiosa amistad de dos mujeres escritoras, que
conocieron el éxito profesional en vida (y también sufrieron el ostracismo de
la Caza de Brujas del
Senador McCarthy), Dorothy Parker y Lillian Hellman.
Se
conocieron en 1931 en Nueva York, en un cóctel ofrecido por el poeta William Rose Bénet,
causando Parker una primera impresión no muy buena en Hellman, al ponerse
literalmente a los pies de su pareja Dashiell Hammett, de la que
era ferviente admiradora. No sería hasta 1935 que el destino les
reuniría trabajando en Hollywood y haría surgir entre las dos una amistad que
mantuvieron hasta la muerte de Parker.
Un
ejemplar firmado de "The Portable Dorothy Parker"(que
adquiriría posteriormente el director Mike Nichols) resume perfectamente los
sentimientos de Parker hacia Hellman, en su cariñosa dedicatoria:
"Para
Miss Hellman—La más bella, la más rica, la más chic, la más elegante, la más
misteriosa, la más fragante, la de cuna más noble, la más sofisticada, la más
críptica, la más sorprendente, la más gloriosa, la más adorable—En resumen,
para Miss Hellman (de parte de Miss Parker)."
El
retrato que hace Hellman de Parker en la primera parte de sus memorias "Una
mujer inacabada" 1.969, rebosa admiración y humor:
"Fue
curioso que nos cayéramos bien y que a lo largo de los años dos mujeres tan
difíciles nunca tuvieran una pelea, ni siquiera una palabra ligeramente
desagradable. Desde luego, muchas cosas se oponían a nuestra amistad: no éramos
de la misma generación, no éramos el mismo tipo de escritora, habíamos llevado
y continuaríamos llevando vidas muy diferentes, con frecuencia no nos gustaba
la misma gente ni siquiera los mismos libros, pero, lo que es más importante,
nunca nos gustaron los mismos hombres. (...)
Puesto
que ella atacaba a todo el mundo, yo tenía derecho a pensar con razón que
también me incluía a mi en sus ataques, pero ahora pienso que me equivocaba
también en esto: tantas personas me han dicho que nunca habló mal de mí,
nunca se quejó, nunca permitió que se murmurara de mí, que he acabado por
creerlo. Pero incluso cuando no lo creía, no importaba este hecho. Disfruté de
su compañía más de lo que he disfrutado de la de cualquier otra mujer en mi
vida. Era modesta- esto no era del todo una virtud, le complacía pensar que no
valía gran cosa - , sus opiniones sobre la gente eran originales y sagaces, sus
elaborados modales excesivamente delicados hacían que resultara un placer
convivir con ella, le gustaban los libros y era generosa con los escritores, y
su ingenio era tan maravilloso que ni la edad ni la enfermedad pudieron secar
nunca la fuente de la cual brotaba renovado cada día. Ninguna memoria de ella
puede excluirlo. (...)
Todo
el dinero que tenía se lo dejó a Martin Luther King, un hombre a quien nunca
había conocido personalmente. Yo fui la única albacea de su testamento. Me
conmovió, y todavía me conmueve, que ella lo quisiera así, porque el testamento
había sido dictado durante los años de la tuve descuidada. Pero siempre supe y
siempre admiré su negativa a vengarse o quejarse por las desatenciones de la
gente."
Dorothy
Parker falleció el 7 de Junio de 1967, y cumplió la promesa que había hecho en
vida a su amiga Lillian nombrándole como albacea literaria de su
patrimonio, pero donó los frutos de la misma a Martin Luther King de la que era fiel
admiradora.
Cuando
unos días más tarde, King fue interrumpido en el restaurante B. B. Beamon, en
Atlanta, para ser informado que había heredado el
patrimonio de Dorothy Parker quedó desconcertado, dado que nunca había oído
hablar de ella , pero exclamó a sus compañeros de cena, activistas de la Southern
Christian Leadership Conference: "Esto verifica lo que dije: el Señor
proveerá". Días después emitió un comunicado: "Me siento
profundamente conmovido y agradecido por esto. No me refiero en absoluto
al aspecto monetario. Lo que me impresiona e inspira es que una de las damas de
las letras más respetadas y queridas de Estados Unidos se sintiera tan
comprometida con el movimiento por los derechos civiles, que ofreciera todas
sus posesiones al mismo" .
Parker
había especificado en su testamento que, si le sucedía algo a King, su
patrimonio pasaría a la N.A.A.C.P. (Asociación
Nacional para el Avance de las Personas de Color). Diez meses después,
Martin Luther King fue asesinado en el Motel Lorraine, en Memphis, Tennessee.
La N.A.A.C.P. pronto se convirtió en la propietaria de sus bienes y de su obra,
lo que no hizo ninguna gracia a Hellman que acudió a los tribunales en 1972 para luchar contra la NAACP por el patrimonio literario de Parker. Hellman
perdió el control sobre la obra de Parker cuando un juez dictaminó que debía
ser destituida como albacea.
En 1973, Hellman le dijo a Nora Ephron en una entrevista en el New York Times Book Review en relación a las últimas
voluntades de Parker que:
“Una cosa es tener un sentimiento real a
favor de los negros, pero esa sentimentalidad ciega por la NAACP, un grupo tan
conservador que hasta muchos negros no le tienen el menor respeto, es otra.
Seguro que estaba borracha cuando hizo eso. Fui su albacea, ya sabes. Cuando
King murió dejé de serlo y todo pasó a la NAACP, por supuesto. Fui tan estúpida
que asumí que sería la albacea hasta mi muerte. Ahora han vendido los derechos
de su obra a un musical de Broadway. Pobre Dottie ”.
Como anécdota final de la amistad peculiar de ambas, se dice por muchos que Hellman desobedeció los deseos de Parker de una cremación discreta organizándole un
funeral público en una funeraria del Upper East Side. Según la biógrafa de
Parker, Marion Meade, el funeral de Dorothy Parker se desarrolló como
sigue:
"El
servicio apresurado duró aproximadamente lo que le llevaría a un conductor pasar por un túnel de lavado de coches. Primero, un solo de violín, "Aire en
Sol" de Bach. Luego, Hellman elogió debidamente a Parker como "una
gran dama" conocida por su "independencia de mente y espíritu".
Zero Mostel hizo algunos comentarios agrios sobre cómo Parker misma no habría
estado allí si hubiera podido evitarlo. Luego, otra selección de violín y se
acabó. Las críticas no tardaron en llegar. En la acera, fuera de Campbell's, Sid
Perelman se quejó de que el programa había sido demasiado largo. Dottie, con su
"poca paciencia" , habría estado dando golpecitos con el pie
impacientemente. Otra asistente al funeral, Beatrice Ames, no pudo evitar
pensar que Parker se habría "desternillado" si hubiera visto
cómo Lilly había manejado el espectáculo."
Fotograma de "Dash & Lilly". Bebe Newbirth y Judy Davis interpretan a Paker y Hellman.
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