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sábado, 15 de noviembre de 2025

DEAD END/ CALLE SIN SALIDA (1937)

"Todas las calles de Nueva York terminan en un río. Durante muchos años, las orillas sucias del East River estuvieron repletas de las casas de vecindad de los pobres. Luego, los ricos, al descubrir que el tráfico fluvial era pintoresco, trasladaron sus casas hacia el este. Y ahora las terrazas de estos grandes edificios de apartamentos miran hacia las ventanas de los pobres."

Con esta declaración de intenciones (y un maravilloso plano cenital descendente de Gregg Toland) comienza la película "Dead End/Calle sin salida") dirigida en 1.937 por William Wyler.

Wyler y el productor Samuel Godlwyn habían visto en 1935 en Broadway la obra de teatro "Dead End" de Sidney Kingsley, un drama social ambientado en la Gran Depresión, que duró casi 700 representaciones en cartel. Goldwyn compró los derechos de la obra y lo primero que pensó es que quería producirla en Hollywood. 

                    

Si bien Wyler quería rodar la película en Nueva York, su escenario natural, Goldwyn impuso su deseo de rodarla enteramente en Hollywood, derrochando más de 300.000 dólares en el set que reprodujera con total verosimilitud el East River de Nueva York.

Para ello contó con Richard Day (que fue nominado al Oscar por su cuidada representación), lo que acabó siendo un acierto trasladando a un escenario único – el muelle del East River, la calle sin salida, los balcones lujosos de Sutton Place-  la escenografía teatral de la que partía. Esto, combinado por la estupenda fotografía de Gregg Toland (especialista en la profundidad de campo y con un dominio pleno del claroscuro) convirtió a esta película en un prodigio técnico. 

Wyler tenía una máxima profesional, y es que una película consistía en un 80% en un buen guión y un 20% en elegir buenos actores. Goldwyn confió a Lillian Hellman la adaptación de la obra teatral de Kingsey, y en relación a este encargo la Hellman declaró que "Goldwyn me había dicho que limpiara la obra, cuando lo que quería decir en realidad era que le quitara los testículos."  

                     

Pensando que el casting inicial de Broadway sería difícil superar, Goldwyn propuso a los denominados Dead End Kids  (los seis actores jóvenes que habían perfeccionado sus papeles tras dos años consecutivos de estar en cartel), que se trasladaran a Hollywood para rodar la película, lo que supuso el comienzo de una carrera en el cine para todos ellos.

En cuanto a la película, su acción se desarrolla en una sola noche. Vemos a una pandilla de chicos del barrio (los “Dead End Kids”) y a la generación anterior a estos jóvenes que está representada por Dave (Joel McCrea que ya había trabajado con Wyler en “Esos tres”) y "Baby Face" Martin (Humphrey Bogart).

Dave ha luchado durante años para convertirse en arquitecto, pensando que la educación y una carrera son la salida directa del barrio, pero el país está en plena crisis económica y no es fácil salir adelante. Sin embargo, no está en el carácter de Dave perder la esperanza ni rendirse con los niños del vecindario.

                        

Por otro lado, "Baby Face" Martin es uno de los gánsteres más buscados del país, que regresa a su barrio en busca de su inocencia perdida hace tanto tiempo. No encontrará el consuelo que busca ni en su madre, ni en su primer amor, una chica del barrio que ahora se dedica a la prostitución. 


                   

Como anécdota del rodaje de esta película, el historiador de cine Richard Osborne contó que a Joel McCrea le costó mucho trabajar con Humphrey Bogart, especialmente en la escena final en la azotea, con las armas listas y muy cerca el uno del otro. Durante el rodaje de esa escena, McCrea no dejaba de estremecerse y el director William Wyler tuvo que seguir haciendo más tomas. Finalmente, Wyler apartó a McCrea y le preguntó qué le pasaba. McCrea, avergonzado de decírselo, explicó que Bogart le escupía en la cara cuando hablaba, no exactamente lo que Wyler esperaba escuchar o que fuera el problema.

 


Por último destacar cómo el determinismo social planea sobre toda la película y tiene su mayor símbolo en el callejón sin salida que es el barrio en sí mismo, y que se refleja en diálogos como el que mantiene Dave con su amiga de la infancia Drina (Sylvia Sidney):

                                     

Dave Collins: "¿Qué oportunidad tienen los chicos del barrio contra todo esto? Tienen que luchar por un lugar para jugar, luchar por un poquito más de comida, luchar por todo. Se acostumbran a luchar. Enemigos de la sociedad, dicen en los periódicos. ¿Por qué no? ¿Qué tienen para ser tan amigables?"

Drina Gordon: "A ti no te hizo esas cosas."

Dave: "¿No? Bueno, a mí sí me hizo lo suficiente, a la inversa. A ellos los obligó a aceptarlo y a endurecerse. A mí me convirtió en un tonto. Pasé mi vida soñando con derribar estos lugares. Bueno, hoy me di cuenta. Me vi a mí mismo y a estos agujeros podridos en los que vivimos a través de los ojos de otra persona. Quise derribarlos con mis dedos."

Drina: "Sí, siempre hablabas de eso... de cómo ibas a derribar todo esto y todos los otros lugares como ellos. De cómo ibas a construir un mundo decente donde la gente pudiera vivir decentemente y ser decente. Pero ahora los quieres derribar solo para que ella no los vea porque no son bonitos para que ella los vea. Todo lo que significa para ti ahora es si la consigues o no a ella. Bueno, ve y consíguela. Y olvídate de todo esto. Y si puedes olvidarlo, ¡es para lo único que serviste desde el principio!"



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