lunes, 27 de febrero de 2006

ÁNGELES

* Estatua del Ángel Caído, Parque del Retiro, Madrid.

Con el ángel caído comienza la gravedad.

Los ángeles, temerosos de la soledad, se hacen custodios.

Detrás de los espejos y envueltos en azogue duermen los ángeles de los adolescentes.

Vive el ángel de la melancolía bajo un sauce llorón.

En agosto los ángeles habitan en el borde de los trampolines.

En las piscinas reclaman los ángeles la propiedad del "salto del ángel".

Cree el ángel en su inocencia que hay hombres de la guarda.

Liban los ángeles en los labios adolescentes.

A la hora de la siesta, succionan los ángeles los pechos de las madres lactantes.

Los niños, a la salida del colegio, se intercambian los ángeles repetidos.

El ángel del solitario vive en otra casa.

Si el ángel siente vértigo el paracaidista perece.

Los ángeles desean que la conversación decaiga para poder pasar.

Y para ser en todo igual renunció al vuelo y las alas.

Cuando el místico tuvo alas, se fugó con su ángel.

En el trampolín, un muchacho intenta enseñar a volar a su joven ángel.

No desearás el ángel de tu prójimo.

El ángel, contra todo sentido, se empeñaba en ser guardián de otro ángel.

El ángel teme ser violado por el cisne.

Un ángel, deslumbrado por un pecho de muchacha, se prueba un sostén.

Para que Judas cumpliera su oficio de traidor, hubo que desposeerlo de ángel.

El ángel del ciego es tacto.

El ángel, en solidaridad con el hombre, abandona el Paraíso.

Cansados de salvar niños en los puentes mal hechos, los ángeles se sublevaron contra Dios y los ingenieros de caminos.

Y ella deseó fervientemente que no fuera un ángel, que fuera solamente un muchacho.

RAFAEL PÉREZ ESTRADA


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Problemas del Infierno

Una vez cada cien mil años los demonios autorizan ochenta suicidios en el infierno. Nadie sabe quiénes serán los elegidos, y todos los habitantes bullen en adulación para los torturadores, intrigas y mala fe entre los torturados. El sector radical de los ángeles ha hecho pública su protesta a fin de que Dios, en Su Infinita Bondad, presione a los demonios. Porque no está bien que a la tortura de la infinitud se añada el castigo mediante la esperanza.

José Emilio Pacheco

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