lunes, 23 de marzo de 2009

PASEANDO POR GINEBRA


La llegada a Ginebra no pudo ser más espectacular. Un día totalmente despajado nos permitió ver desde el avión con toda claridad los Alpes nevados, una visión majestuosa que impresiona. Lástima que no tuviera la cámara a mano para retratarlo (sí que la tuve en el vuelo de regreso, pero las vistas no eran iguales), aunque esas imágenes se quedarán para siempre grabadas en mi retina.

Lo primero que hicimos tras bajar del avión fue degustar una especialidad local, la Raclette, un delicioso queso de vaca que se calienta en una plancha metálica y se come junto con jamón, patatas asadas y ensalada, una maravilla.



Ginebra nos recibió con un tiempo primaveral (lo que me extrañó mucho, ya que las previsiones avisaban de un frío intenso) y desde la Estación de Cornavin comenzamos el paseo hasta el punto en el que el Río Ródano se ensancha para convertirse en el espectacular Lago Leman(de 72 km de longitud). Visto en un día soleado y muy despejado cuesta creer que este lago sirviera de inspiración a Mary Shelley para escribir su famoso libro "Frankenstein o el Moderno Prometeo".



El jueves por la mañana también amaneció soleado, pero el viento que soplaba directamente desde los Alpes hacía que se te cortase la respiración a ratos. Paseamos cerca de la Universidad y del Muro de los Reformadores y de allí nos adentramos en su precioso casco viejo.



Callejeando encontramos la casa en la que Borges vivió sus años ginebrinos, aquella que lleva escrita sobre piedra la bonita frase que le dedicó a la ciudad, y que sirvió para ilustrar mi anterior post. También visitamos una de sus librerías favoritas, Julien y nos refugiamos del frío en la austera Catedral de San Pedro, cuna del Calvinismo.


En fin, ha sido un viaje corto pero aprovechado, en el que ha habido tiempo para paseos, ballet contemporáneo, gastronomía, pasteles, chocolate suizo y buena compañía.

16 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

Por fin alguien cuenta que Ginebra es bonita :-)

A mí lo del chocolate me ha dado una envidia...

princesadehojalata dijo...

Bienvenida! Aquí todo igual, es curioso como se alarga el tiempo cuando uno viaja, el partido que se le puede sacar a un día, verdad? Un beso fuerte.

Paco Becerro dijo...

Raclette, chocolates, y sitios interesantes...

Quién diría que es un sitio interesante...

Bravo

desconvencida dijo...

* Gracias Gata, claro que es bonita, al menos a mi me lo ha parecido...

* Buenas noches, princesa. Es cierto, cuando uno viaja hay que aprovechar el tiempo el máximo posible, aunque termines agotado siempre hay tiempo para todo :).

* FB, desde luego que es interesante, y mucho más si vas de la mano de alguien que lo conoce ya :D.

Anónimo dijo...

raclette, racletteeeeeee....

Ginebra es una estupenda ciudad, hay que saber sacarle jugo!!!!

queremos más crónicas señorita desconvencida!!!

Anónimo dijo...

Precioso lo que relatas, no puedo esperar más a mayo y a visitar ese hermoso país! baci mille

desconvencida dijo...

* jaja, para eso tendré que viajar más, Monsieur Delon ;)

* Lástima que no hayamos coincidido allí, poptimistica, en mayo será una gozada, sobre todo porque no chuparás el frío que nos tocó a nosotros, aunque no tendrás vistas de los Alpes tan nevadas!! Te va a encantar la gastronomía local. Miles de besos...

Lucía dijo...

Por lo que cuentas ha sido un viaje intenso y muy interesante. Me han entrado ganas de salir pitando para allí, eso sí, en verano, que lo del frío lo llevo muy mal.

Un abrazo.

desconvencida dijo...

Sisi, mejor en verano, Lucía, tiene que estar bien bonito en esa época del año...

Jaime Sirvent dijo...

Que pinta tiene todo, la verdad. Parece casi de cuento de hadas, un beso.

Capri c'est fini dijo...

Bienvenida a casa... Ginebra es de esas ciudades que no tiene nada especialmente monumental pero sí que merece la pena ir. ¿Me equivoco? Espero que lo hayas pasado bien. ¿Seguirá la tumba de Borges en Ginebra o se la llevarán a Argentina?

Besos.

santiago dijo...

me gusta viajar, pero no estuve jamas en
Ginebra, con tu post, parece que viaje.
Un placer leerte

Anónimo dijo...

Lo de la raclette , en casa , para cenar con amigos una noche de invierno es perfecto.
Además del plato con las lonchas de queso, añádele una plato con champiñones frescos laminados , beicon ahumado , salchichas de frankfurt de aquellas pequeñas y un cesto donde tienes las patatas ya hechas al caliu tapaditas con un trapo .Una ensalada de lechuga , rúcula , nueces , jamón y pasa .
Salsa tártara y salsa de mostaza en grano y cada uno se va preparando lo que le va apeteciendo a cada momento. Un buen vino , que de eso que te voy a contar a tí , una buena gente que sentar a la mesa y una noche estupenda.
Feliz retorno.

Anónimo dijo...

pero bueno MK, menudas ganas me han entrado de degustar esa estupenda raclette!!!

Anónimo dijo...

Cuando querais!

moonlight dijo...

No conocía esta vinculación entre la estancia junto al Lago de Ginebra y la gestación del Frankenstein de Mary Shelley. Voy a usarla en mis próximos escritos.

 
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