lunes, 4 de febrero de 2008

EL FESTIN DE BABETTE




"Antes de volver a separarse prometieron, por las pequeñas hermanas, guardar silencio en el gran día, sobre todo lo que se refiriese a la comida y a la bebida. Nada cuanto les pusiesen delante, ya fuesen ranas o caracoles, arrancaría una palabra de sus labios.

- Aún así – dijo un Hermano de barba blanca -, la lengua es un pequeño adminículo que se jacta de grandes cosas. A la lengua no la puede domesticar ningún hombre; es un demonio indisciplinado y lleno de veneno mortal. El día de nuestro maestro limpiaremos nuestra lengua de todo sabor y la purificaremos de toda delicia o repugnancia de los sentidos, guardándola y preservándola para las funciones superiores de alabanza y de acción de gracias.

De lo que ocurrió más tarde nada puede consignarse aquí. Ninguno de los invitados tenía después clara conciencia de ello. Sólo recordaban que los aposentos habían estado llenos de una luz celestial, como si diversos halos se combinaran en un resplandor glorioso. Las viejas y taciturnas gentes recibieron el don de lenguas; los oídos, que durante años habían estado casi sordos, se abrieron por una vez. El tiempo mismo se había fundido en eternidad. Mucho después de la media noche, las ventanas de la casa resplandecían como el oro, y doradas canciones se difundían en el aire invernal.

Los corazones de las dos viejas que antes se habían calumniado retrocedieron ahora más allá del periodo maligno al que habían vivido aferradas, hasta esos días de su primera juventud en que, juntas, se preparaban para la confirmación e inundaban de canciones los caminos de Berlevaag cogidas de la mano. Un Hermano de la congregación le dio un golpe a otro en las costillas , a modo de caricia entre chicos, y exclamó: “¡Tú me engañaste con aquella madera, sinvergüenza!” El Hermano así interpelado estuvo a punto de caerse al suelo acometido por un ataque de celestial risa, pero le brotaron las lágrimas de los ojos: “Sí; te engañé, querido Hermano. Te engañé” El capitán Halvorsen y Madame Oppegaarden, de repente, se sorprendieron muy juntos en un rincón, dándose el largo beso para el que el incierto y secreto amor de juventud jamás les había dado ocasión. "

ISAK DINESEN “El festín de Babette”

* Este corto relato de la autora de "Memorias de África" , y su adaptación al cine de Gabriel Axel (1987) , que le valió ganar el Oscar a mejor película extranjera, reflejan como pocas la capacidad qeu tiene la comida de llegar a los sentidos, de transformarlos al saborear todos y cada uno de sus condimentos. La cena que esa noche ofrece una agradecida Babette a una austera comunidad protestante es una de esas que nunca se olvidan.

** Disculpad la calidad del vídeo, no lo he encontrado mejor...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No he leído la novela de Blixen. Sobre la película te diré que a mí me gustó mucho este espejismo. Es un pena, pero Gabriel Axel consiguió un prestigio que dilapidó rápidamente. En especial recuerdo aquel fiasco sobre la autentica historia del Príncipe de Jutlandia. Pero que bello espejismo. Una deliciosa maravilla fue el festín que organizó Babette.

desconvencida dijo...

Hay una bonita edición ilustrada del cuento que salió hace poco, Alex, te la recomiendo, yo la cogí de la biblioteca:


http://www.nordicalibros.com/catalogo/ilustrados/babette.html

atikus dijo...

Pues me pasa lo mismo que a Alex la Peli la he visto la novela no la he leído, aunque en mi caso la gran mayoría de obras no las leo sabes que soy un perezoso lector ;(

Como decian en alguna peli...¿nadie es perfcto!!

CGR dijo...

Este relato está muy bien. En general me gustan los relatos de Dinesen por una idea romántica que me forjé acerca de por qué comenzó a escribir. Ella empezó a escribir tardíamente, después de la muerte de su gran amor, el aventurero Denys Finch-Hatton, y de abandonar para siempre África. Regresó a su país fracasada y, como ella decía, con nada en sus manos salvo el dolor, la tristeza y los recuerdos. La frase era, más o menos literalmente, esa.

Yo creo que Dinesen comenzó a inventar relatos para contarselos a Denis cuando volvía a su granja. Ella misma se llamaba Scherezade, y su amante cada vez que regresaba a la granja le preguntaba: ¿Has encontrado un cuento para mí? Ella inventaba cuentos para que él regresara a su lado.

Cada vez que regresemos a tu blog, te preguntaremos: ¿has encontrado otro post para nosotros?

desconvencida dijo...

* Nada de perezas, atikus, en este caso no tienes excusa, es un relato cortito! Tienes el comienzo en el enlace que le he dejado a Alex ;)

* Qué bonita explicación de cómo nació la necesidad de escribir en Isak Dinesen, tarta, me ha encantado...

Siempre tendré post preparados para vosotros, pero a veces tendréis que tener paciencia, la semana pasada estuve varios días sin conexión por las noches, y eso, sumado a un trabajo que se multiplica por momentos, hace difícil que pueda postear dia a día, pero aquí sigo, disfruto mucho haciéndolo :)

MK dijo...

Y que bonito el conjugar ese sentimiento que provoca compartir cosas alrededor de una mesa.
No hay que despreciar el poder de los fogones...Y lo que decía esa mujer que en aquel tiempo llamaron santa sobre todo lo que se concentra entre pucheros..

desconvencida dijo...

¡fogones power! Bien dicho, MK :)

 
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