domingo, 11 de diciembre de 2005

SIN DESTINO


Otra novela que sirve para comprender el horror de los campos de concentración nazis es "Sin destino" , de Imre Kertész, el Premio Nobel húngaro del 2.002 (está publicado en la editorial Narrativa del Acantilado, una de mis favoritas). Es impresionante cómo narra el año y medio que pasa un adolescente (se supone que no es autobiográfica, pero el propio autor pasó casi dos años en Auschwitz y Buchenwald) en distintos campos de concentración. Sé que parece un tema muy manido, tratado en decenas de películas y libros, pero lo bueno que tiene esta obra es la manera de describir objetiva y friamente el proceso que sufre el protagonista, desde que es detenido aparentemente para llevarlo a un campo de trabajo y luego todo el deterioro físico y anímico que experimenta. El libro va subiendo de intensidad hasta llegar a unas reflexiones sobre la vida y su situación escalofriantes. En este sentido me ha recordado mucho a "El pianista", de Polanski, dónde también se puede ver claramente cómo poco a poco el protagonista esperimenta un proceso parecido de degradación. En fin, sé que no suena muy animado, pero lo recomiendo, merece la pena. A continuación dos fragmentos:

"Era una mañana limpia y tibia para ser el principio de la primavera. Hubiera podido desabrochar mi abrigo, pero desistí: la ligera brisa podía haber hecho que las solapas hubieran ocultado de manera antirreglamentaria mi estrella amarilla."

"Humos de procedencia sospechosa se mezclaban con vapores más agradables; oí el conocido y simpático tintinear en alguna parte que me llegaba como en sueños, como si fueran unas suaves y dulces campanadas, y mis ojos encontraron, más abajo, la comitiva que cargaba la pesada olla, transportándola sobre unos palos sostenidos por encima de los hombros; en medio de aquel aire frío, punzante y húmedo sentí el olor inconfundible de la sopa de zanahoria. Aquella visión y aquel olor me provocaron un sentimiento en el pecho entumecido que fue creciendo en oleadas y consiguió llenarme los ojos -completamente secos- de lágrimas. No servían, ni la reflexión, ni la lógica ni la deliberación, no servía la fría razón. En mi interior identifiqué un ligero deseo que acepté con vergüenza -porque aun siendo absurdo, era muy persistente-, el deseo de seguir viviendo, por otro ratito más, en este campo de concentración tan hermoso."

Más aquí: http://www.hrea.org/lists/educa-dh/markup/msg00429.html

2 comentarios:

memento dijo...

Terrible. Estará manido y todo lo que tú quieras, pero este es uno de los asuntos que me obsesionan últimamente. La capacidad del ser humano para cometer atrocidades, y la de algunos para lograr sobrevivir incluso en las condiciones más adversas. Muchas gracias por la recomendación. La peli, es un peliculón. De lo mejorcito de su año.

desconvencida dijo...

No dejes de leer este libro, Memento, es un testimonio imprescindible de la barbarie y de la naturaleza humana...

 
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