Ayer en El País Semanal, Antonio Muñoz Molina publicó un artículo sobre el placer de leer, del que me confieso totalmente viciosa desde pequeña, cuando mi abuelo (al que le encantan los juegos de palabras) me llamaba "leona". No he encontrado el artículo en la red, pero copio la última parte:
"El lector vicioso no tiene una cofradía; por una parte, está solo en su deleite, que es completamente desinteresado; por otra, su fraternidad se extiende ecuménicamente al número inmenso de los desconocidos con los que comparte su pasión. Y además, gustándole tanto los libros, el buen lector sabe que los libros no lo son todo, y hay que desconfiar del que, mostrándose muy sensible a ellos, es indiferente al dolor o a la misma existencia de las personas de carne y hueso. Esta advertencia es importante en un país como España, en el que la malevolencia y la mala leche tienen un prestigio intelectual que a mí me parece cada día más inexplicable. Un canalla que lee a Proust no es menos canalla. Incluso cabe la duda de si es posible ser canalla y amar a Proust. Otros vicios se amortiguan con el tiempo o se vuelven impracticables para quien se dejó estragar por la mala vida. Después de cuarenta y tantos años de ejercer con permanente alegría y extremada constancia este vicio mío, cada día tengo la impresión de disfrutar más de él, y mi único disgusto es pensar que nunca podré leer todos libros que quisiera. "Le vice impuni" , le llamó Valêry Larbaud; el vicio sin castigo. Ahora mismo pienso en el libro que leeré esta noche en la cama exactamente con la misma ilusión con la que esperaba hace muchos años el sobre de tebeos que mi padre o mi madre me iban a traer cuando volvieran a casa. Ese libro recién abierto que dsde las primeras líneas ya nos gusta tanto es un don que nunca estaremos seguros de habernos merecido."
2 comentarios:
MM, es, uno de los grandes narradores españoles, prueba de ello son sus novelas "Invierno en Lisboa", "Beltenebros" o "El jinete Polaco" y el artículo que reproduces es un canto a la lectura. Ni pasión, ni afición. Vicio. Para mi lo es también porque no puedo dejar de leer como no puedo dejar de escuchar jazz. Leer es, añadiría yo, el último acto vicioso y subversivo que nos queda, si entendemos por subversión tratar de cambiar nuestro orden por la libertad. ¿Acaso leer no es la mejor manera de introducirse en ella y ampliarla?
Buenas ideas, Javi... ¡Siempre seremos unos leones! :D
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