lunes, 19 de mayo de 2008

DE JULIO PARA EDITH



Querida Edith: No sé si se acuerda todavía del largo, flaco, feo y aburrido compañero que usted aceptó para pasear muchas veces por París, para ir a escuchar Bach a la Sala del Conservatorio, para ver un eclipse de luna en el parvis de Notre Dame, para botar al Sena un barquito de papel, para prestarle un pulóver verde (que todavía guarda su perfume, aunque los sentidos no lo perciban).

Yo soy otra vez ése, el hombre que le dijo, al despedirse de usted delante del Flore, que volvería a París en dos años. Voy a volver antes, estaré allí en noviembre. Pienso en el gusto de volverla a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted esté ya muy cambiada, de que no le divierta la posibilidad de verme. Por eso le pido desde ahora y se lo pido por escrito porque me es más fácil que si usted está ya en un orden satisfactorio de cosas, si no necesita este pedazo de pasado que soy yo, me lo diga sin rodeos. Sería mucho peor disimular un aburrimiento. Me gustaría que siga siendo brusca, complicada, irónica, entusiasta, y que un día yo pueda prestarle otro pulóver.

Julio Cortázar. Agosto de 1951


París, 8 de marzo de 1978

Querida Edith:

Tu carta no agrega nada nuevo, por desgracia, a una situación sin salida. Hace mucho que he dejado de entender lo que pasa con las ediciones alemanas, y sólo sé que Wittkopf trabaja en una antología de mis cuentos y que Fries traduce Rayuela. No tengo (ni quiero tener) ningún contacto directo con editores, que son siempre una fuente de líos. Y yo ya tengo demasiados líos en estos tiempos.

Sé que el problema con vos no se resolverá a pesar de cualquier esfuerzo, y que Sularkamp (ilegible) es una gigantesca máquina que no cambia su conducta una vez que la ha decidido.

Lamento que una vez más vuelvas sobre ese tema tan penoso para vos y para mí, pero te comprendo de sobra; solamente que ya es tarde para cambiar las cosas, y creo que tu correspondencia con Wittkopf te lo prueba de sobra.

Por favor, no vuelvas sobre el pasado, porque ya nadie quiere entender cosas tan complicadas y que parecen sin salida. Si yo puedo ayudar en el presente ya sabes que lo haré, pero esa historia detallada que me cuentas en tu carta no sirve más que para amargarte y amargarme. Y créeme que en estos tiempos la amargura es mi comida cotidiana. Hago lo que puedo por la Argentina y Chile, estoy continuamente en viaje para ayudar la causa de esos pueblos, y el resultado es siempre igual: tristeza y amargura. Y si el presente es así, ¿cómo agregarle el pasado y volver atrás en busca de arreglos que ya nadie entiende?

Me gustaría recibir de vos otro tipo de cartas. Hay tanto de vivo y de bello en tu persona, hay tantas cosas mejores que esa vuelta atrás en que te obstinas.

Espero que Joanna esté bien. Para vos, un abrazo fuerte y el cariño de

Julio


* Edith Aaron es La Maga que inspiró a Cortázar su "Rayuela". Podéis leer una entrevista hecha por Juana Libedinsky en la que Aaron habla sobre él aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que acabo de leer,además de este post acerca de quien le inspirara a J.C.el personaje de la Maga, es algo que subiste en diciembre del 2006, sobre "Los autonautas..." Y quería comentarte que, en el momento que leí ese libro,el año pasado,tuve siempre una extraña sensación que, por supuesto, derivaba de ya saber que, ella, posteriormente a ese viaje había fallecido, y que tampoco él ya estaba. Toda la lectura estuvo marcada por ese conocimiento. El tiempo transcurrido le dio a esa historia ese viso tan especial, el de las ausencias. Me llamo Irene y te envío un saludo desde la ciudad de Buenos aires

desconvencida dijo...

Irene, muchas gracias por escribir y deseo darte la bienvenida en primer lugar...

Yo también leí "Los autonautas de la cosmopista" conociendo el triste fallecimiento de Carol Dunlop nada más terminar el libro, y la verdad es que también me dió mucha tristeza...

 
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