" -¡No!- gritó-. No... Madeleine, no haga eso...¡Escúcheme!
Las campanas resonaban en lo alto del hueco. Conferían a su voz una sonoridad metálica, y repetían "...me..." con una gravedad inhumana. Desconcertado, dirigió la mirada hacia la abertura. La puerta la dividía por la mitad. ¿Se podría franquear aquella puerta por el exterior?. Sí. Había una estrecha cornisa desde la que la vista dominaba todo el paisaje. Cualquier otro hubiera podido pasar... Pero él...imposible. Caería... se estrellaría. ¡Ah! Madeleine... Vociferaba en su jaula de piedra. El grito de Madeleine le contestó. Una sombra pasó ante la ventana. Con los puños en la boca contó, como hacía de pequeño, entre el relámpago y el trueno. Un golpe sordo, breve, resonó abajo; con los ojos empañados por el sudor, repetía con voz de moribundo:
- Madeleine, Madeleine...No.
Tuvo que sentarse. Creyó perder el sentido. Arrastrándose peldaño a peldaño, comenzó el descenso. No podía contener los gemidos de terror y desesperación. En el primer descansillo, se acercó a la aspillera, y de rodillas, asomó la cabeza. Debajo suyo, a la izquierda del campanario, se extendía un viejo cementerio y, junto al muro, al final de un espacio horriblemente liso, yacía un bulto de ropas oscuras. Se enjugó los ojos porque deseaba mirar a cualquier precio. Había sangre, y sobre las piedras un bolso negro, reventado. El encendedor de oro relucía entre los cascotes. Flavières lloraba. Ni siquiera se planteaba descender hasta su lado para prestarle socorro. Ella estaba muerta. Y él había muerto con ella."
PIERRE BOILEAU Y THOMAS NARCEJAC "Sudores fríos (De entre los Muertos)"
* Alfred Hitchcock se inspiró en esta novela francesa escrita "a cuatro manos" por Boileau y Narcejac para la que sería una de sus películas más perfectas, "Vértigo" (1.957), en la que expresó, como nadie había hecho antes, la desagradable sensación de vértigo que muchos sufrimos en las alturas.
Visitamos el restaurante Dicharachero, carta desenfadada ideal para un
picoteo entre amigos en Madrid
-
Hemos visitado el *restaurante Dicharachero*, un proyecto de Teresa J. La
Blanca, ex concursante de Masterchef y Javier Escribano, un empresario
gastronó...
Hace 8 horas.
11 comentarios:
Ah, o sea que tú también eres vertiginosa... Yo creo que no tengo; alguna vez me dan sensaciones raras por la altura, pero no me llego a marear.
Qué título más horrible: "Sudores fríos". Da un pelín de asco, ¿no?
jajaja, conde-duque, algo asquerosillo, sí, pero bastante descriptivo... aún recuerdo el peor ataque de vértigo que me ha dado nunca, visitaba a mi prima que estaba de Erasmus cerca de Colonia (Alemania) y fuimos de visita allí. Se nos ocurrió subir a la Catedral de Colonia para ver las vistas, después de una escalera de caracol interminable llegamos a la Torre Mayor, donde continuaba una escalera metálica que llegaba hasta la aguja gótica de la torre. La escalera estaba protegida a los lados por una malla metálica, yo me quedé a mitad de camino, literalmente, sin poder subir ni bajar, del ataque de angustia que me entró, ya que tanto si miraba a los lados (las vistas eran estupendas, supongo), como hacia abajo todo lo que veía y sentía era una espantosa caída libre... así que entiendo lo de los sudores fríos y el mareo... mi prima me sacó una foto que aún conservo en la que estoy pálida total...
Quizás lo sepas ya, pero "Vértigo" es mi peli preferida de la historia del cine, y te lo dice alguien que, quizás de forma petulante, se considera un cinéfilo. Pero esta peli de inagotables lecturas, realizada a partir de una novela mediocre, y que me se de carretilla (no bajan de 10 las veces que la he visto) me colma de placer cada vez que la revisito
Koolau, estoy de acuerdo en que, en este caso, la novela que originó la película no cuenta con tantos matices como la misma... también es una de mis favoritas (un poster precioso de la peli que me regaló mi cuñado preside mi salón), no me canso de verla y de descubrir miles de detalles...
No sé si conoces el ensayo "Vértigo y pasión" del filósofo Eugenio Trías, pero es una verdadera maravilla:
http://www.elmundo.es/1998/01/21/cultura/21N0105.html
En cualquier caso, mejor la novela o mejor la peli, el resultado un peliculón.
Besos y abrazos.
Así es, FB, ¡vaya peliculón!
Besos :)
Pues yo no tenía vertigo antes pero ahora sí, incluso en algunas escenas superrealistas me ocurre, de estas de James Bond o pelis de estas, ...no me pasa en un avion aeroplano o helicoptero, depende donde, no sé...
La peli una maravilla, y con un toque mágico.
La escena de la escalera, en la primera toma es muy interesante cuando se tapa la boca James stewart, es un gesto que repite mucho...por ejemplo en Que bello es vivir cuando esta desesperadoe en el punte, y se tapa la boca, no con la palma sino con la parte anterior...que cosas...;)
aiiii!!!..me fastidia cuando me equivoco con el teclado!...perdón!
no es punte sino puente ;)
¡muy observador atikus! Me ha gustado eso del gesto de James Stewart...
Joe, qué casualidad. Precisamente allí arriba, en la catedral de Colonia, tuve yo un ataque de angustia tremendo, pero no de vértigo. Fue una cosa muy rara. Recordarás que las paredes estaban llenas de fechas y nombres de personas, tipo grafitti, 3 de mayo de 1975, 4 de junio de 1990, etc... Pues me dio una sensación rarísima y muy angustiosa como de muerte o algo así, qué sé yo.
Quizás tenía el estómago vacío, simplemente.
También es de mis favoritas de Hitchcock, le veo matices muy interesantes, desde la historia hasta esa "pérfida" interpretación freudiana... Kim Novak nunca estuvo tan guapa, ni de rubia, ni de morena... Y el sueño, y James Stewart... Y las escenas de vértigo, son mucho mejores tal y como están en la peli que de cualquier forma más realista...
Me encanta.
Un beso.
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