"Hazel Morse era una mujer corpulenta, de cabello claro, del tipo que incita a algunos hombres, cuando usan la palabra "rubia", a chascar la lengua y menear la cabeza pícaramente. Se enorgullecía de sus pies pequeños y su vanidad le hacía sufrir, pues los encajaba en zapatos de punta roma y tacón alto, del número más pequeño posible. Lo más curioso en ella eran las manos, extrañas terminaciones de los brazos fofos y blancos, salpicados de manchas de color canela claro, unas manos largas y temblorosas, de grandes uñas convexas. No debería haberlas desfigurado con pequeñas joyas.
No era una mujer dada a los recuerdos. A sus treinta y cinco años, su primera juventud era una secuencia borrosa y fluctuante, una película imperfecta que mostraba las acciones de unas personas desconocidas. Su madre viuda murió tras una enfermedad muy larga, que la sumió en un letargo mental, cuando Hazel tenía veintitantos años, y poco después la joven consiguió empleo como modelo en un establecimiento mayorista de vestidos femeninos. Aún era la época de la mujer imponente, y por entonces ella tenía un color bonito, el cuerpo erguido y los pechos altos. Su trabajo no era fatigoso, conocía a muchos hombres y les decía cuánto les gustaba sus corbatas. Gustaba a los hombres, y ella daba por sentado que gustar a muchos hombres era algo deseable. La popularidad parecía valer el esfuerzo que era preciso hacer para lograrlo. Una gustaba a los hombres porque era divertida, y si les gustabas te invitaban a salir. Así pues, era divertida y tenía éxito. Era una mujer alegre y despreocupada, y a los hombres les gusta esa clase de mujer.
Ninguna otra clase de diversión, más sencilla o más complicada, le llamaba la atención. Nunca se preguntaba si no sería una ocupación mejor hacer alguna otra cosa. Sus ideas, o mejor dicho, sus aceptaciones, eran exactamente las mismas que las otras rubias imponentes de las que era amiga."
DOROTHY PARKER "Una rubia imponente" (1.929)
* Uno de los relatos que más me gustan de Parker, este éste que comienza así, y que narra la decadencia alcohólica y la soledad de una mujer, Hazel Morse.
** Fotografía de Diane Arbus
9 comentarios:
Apuntado queda el relato!!
¿cómo era aquella peli en la que Jennifer Jason Leigh hacía de Dorothy Parker? No sé cómo será!!
La foto es estupenda, como habitaulamente eran las fotos de la Arbus, sencilla, apagada y brutalmente triste a la vez que atractiva: uno inevitablemente empieza a inventarle una historia a esas gafas oscuras!!!
Feroz retrato. Cruel y condescendiente al mismo tiempo.
Se llamaba "La señora Parker y el círculo vicioso", alain, hace mil años que la vi...
Sabía que podía encontrar alguna foto decadente de Arbus que le fuera bien al relato.. qué penilla da "la rubia imponente" conforme lo vas leyendo...
Si, le poinçonneur, es necesaria algo de condescendencia con la pobre rubia!
Que diseccionadora tan implacable y sutil a la vez la Parker.
Me sigo riendo un montón con "Altas horas de la madrugada".Y es que la culpa de todo la sigue teniendo La Rochefoucauld!
Uno de mis primeros post (hace la friolera de dos años) se lo dediqué a esta neoyorquina de humor afilado. Me encanta Dorothy Parker.
Besos.
mmmmmmmmmm
* MK, tendré que repasar ese relato, ¡ahora no lo recuerdo!
* Lula Fortune, qué rápido pasan dos años, ¿verdad?
Hola ¿no sabes de alguna página en la que haya algún cuento completo de Dorothy Parker? Gracias
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