"A las diez y media apagó el televisor y se metió en la cama con un ejemplar de bolsillo de las Confesiones de Rousseau, que había empezado a leer durante su estancia en Saratoga. Justo antes de dormirse llegó al pasaje en el cual el autor está en un bosque tirando piedras a los árboles. Si doy a ese árbol con esta piedra, dice Rousseau, entonces todo me irá bien en la vida a partir de ahora. Tira la piedra y falla. Esa no cuenta, se dice, y coge otra y se acerca varios metros al árbol. Vuelve a fallar. Esa tampoco contaba, se dice, y entonces se aproxima aún más al árbol y busca otra piedra. Falla de nuevo. Esa no ha sido más que la última tirada de calentamiento, se dice, es la próxima la que verdaderamente cuenta. Pero, para asegurarse, esta vez se acerca mucho al árbol, situándose justo delante del blanco. Ahora está a unos treinta centímetros, lo bastante cerca como para tocarlo con la mano. Entonces lanza la piedra directamente contra el tronco. Éxito, se dice, lo logré. De ahora en adelante mi vida será mejor que nunca. Nashe encontró divertido el pasaje, pero al mismo tiempo le dejó demasiado azorado como para tener ganas de reírse. Al fin y al cabo había algo terrible en semejante franqueza, y se preguntó dónde había encontrado Rousseau el valor de revelar algo así de sí mismo, para admitir tanto descarado autoengaño. "
PAUL AUSTER. "La música del azar".
"Dije para mí: "Voy a tirar esta piedra contra el árbol situado enfrente de mí: si le toco, será señal de salvación; si yerro, signo de condenación". Al decir esto lanzo la piedra con trémula mano y estremeciéndose horriblemente mi corazón, mas con tan buena fortuna, que di de lleno en medio del tronco, lo que ciertamente no era muy difícil, pues había tenido buen cuidado de escogerlo cercano y muy grueso. Desde entonces no he dudado más de mi salvación. No sé si al recordar este rasgo he de reírme o compadecerme a mí mismo. Felicitaos, grandes hombres, vosotros que seguramente os reís; pero no insultéis mi miseria, pues os juro que la siento perfectamente."
JEAN JACQUES ROUSSEAU. "Confesiones"
* A veces un párrafo de un libro te abre una puerta a otro libro escrito unos siglos antes, como en este caso, es curioso ver las dos versiones de una misma historia, ¿no?.
**Comentario desconvencido: También llama la atención cómo a las personas, al igual que Rousseau, nos gusta ponernos absurdamente trampas a nosotros mismos, engañarnos para no ver la realidad, por muy patética que ésta sea.
19 comentarios:
se encuentra el engaño, pero veo dos. el de acercarse al árbol para salvarse de la condenación es uno, pero en principio, afirmar que dando en el blanco será signo de salvación, es otro engaño, un símbolo, pero sin bases ( a menos que esté fuera de contexto).
Se habla del que se engaña a si mismo, diciendo que todo está bien. Pero no hay que ignorar a los que se engañan diciendo que todo está mal.
Me recuerda a la fábula de la zorra y las uvas, que es una de las más agudas (creo que es de Lamartine).
Yo hacía lo mismo pero con canastas de baloncesto. Si metía 5 o 6 seguidas, Laura o Elena me harían caso. A veces me tiraba horas y horas hasta conseguirlo... Por supuesto, ni Laura ni Elena me hicieron caso, a lo mejor porque nunca me atreví a decirles nada.
PD: ¿Qué tal las vacaciones, Amaya, cuéntanos? Que sepas que NO te hemos echado de menos ni un poquito...
Perdón, el de la fábula es Lafontaine.
Supongo que es como deshojar una margarita (me quiere-no me quiere)... también esta anécdota me ha recordado a cierta famosa escena de "La edad de la inocencia" de la que hablé aquí:
http://desconvencida.blogspot.com/2006/01/la-edad-de-la-inocencia.html
¿Las vacaciones? Empezaron realmente bien, abandoné el blanco marmóreo que es mi color habitual, hacía 10 años o así que no tenía tan buen color... además no hay nada mejor para dejar de tener insomnio que dormir todas las noches con el rumor de las olas de fondo (me voy a tener que comprar una cinta de esas que reproduce ese sonido durante horas para no perder la costumbre). El fin de semana fui a un festival de música y ya un poco peor, me puse malita y no recomiendo a nadie ir a un festival de esos completamente sobria (ni una cerveza) y en ayunas, es bastante surrealista... Pero tuve un pequeño momento grupie cuando conoci al cantante de Belle and Sebastian, Stuart Murdoch, así que no me puedo quejar...
¡A quién se le ocurre ir sobrio a un festival! Si es que... Pues yo sigo insomne, y con el calor que hace, más.
Ya te digo, bufalino, contra el insomnio compra una de esas cintas new age (nunca pensé que recomendaría algo así, jaja) de sonido relajante de rumor de olas, mano de santo...
No fui sobria por voluntad propia, me había pasado la tarde vomitando... el día anterior llegué al festival con conjuntivitis en un ojo, no me paraba de llorar, estoy pensando seriamente comprarme un parche de esos (http://desconvencida.blogspot.com/2006/04/parches.html), iría de lo más cómoda... estoy hecha una pupas..
Como soy de ciudad, me parece que tendría que hacer como John Cusack en "Medianoche en el jardín del bien y del mal": ponerme una cinta con ruidos de coches y ambulancias de Nueva York.
Vómitos, conjuntivitis... Pobre, estás hecha un asquito.
¿Le hincaste el diente a "Jugada de presión"? A mí me pareció muy convincente...
Sisi, detective, la leí muy a gusto en la playa, tengo pensado hablar un día de estos de la novela, me pareció una novela policiaca muy entretenida... Por cierto soy una despistada total y me la compré sin darme cuenta de que ya estaba incluída en "A salto de mata" (ahora los listos de Anagrama han sacado ambas novelas en Compactos por separado), no la leí en su día y por eso no me había dado cuenta.
No imagino la cantidad de veces que habré hecho lo mismo que Rousseau, ni imagino la cantidad de gente en el mundo que lo hace a diario.
Supongo que el autoengaño es necesario para seguir adelante. De algún modo somos como el burro que camina sin cesar intentado atrapar el premio que cuelga de un cordel que otro maneja.
Hay por ahí una película inglesa (no recuerdo el título, mi memoria comienza a estar saturada) en la que dos adolescentes con vocación de perdedores se consuelan con juegos de ese tipo. En la última escena, atardece mientras los dos juegan al baloncesto y divagan al tiempo... Uno de ellos, muy abatido tras ser rechazado por una chica a la que intentaba invitar a una cita, le dice a su amigo que no le encuentra sentido a todo esto, a lo que el otro contesta algo así: "No te preocupes, habrá más días... He oído que en la Polinesia la proporción de mujeres es de 3 por cada hombre". A lo que el abatido contesta; "¿Y cómo llegaremos allí?, no tenemos dinero"... Tras unos momentos de duda el primero encuentra la solución... "Si metemos tres canastas seguidas, algún día llegaremos a la Polinesia"... Comienza a tirar a martillear la canasta, la cámara se aleja y fin.
Me alegro de que al menos alguien duerma, te envidio. A ver si cuando me largue de vacaciones consigo dormir más de tres horas seguidas. Aunque me temo que no será posible sin ayuda química.
Por muy difícil de creer que sea. El tío Clint se chupó un soberbio concierto de jazz en "Play Misty for me" sin una pizca de alcohol ni hierba para acompañarlo. Y se le veía feliz... De hecho, yo mismo asistí a un concierto de U2 sin más estímulo que su música y una sóla cerveza... Y fue un subidón. Eso sí, no quisiera atribuirselo al humo de maría que me llegaba por todas partes.
Disculpa la chapa. La capacidad de síntesis no es mi fuerte.
Me alegro de tu incapacidad de síntesis, Alex, ¡vaya comentario tan completo! Gracias ;)
Me ha hecho gracia la anécdota de esta película, ¿alguien la ha visto? A mi no me suena haberla visto.
Yo no la he visto, pero ya veis que me plagiaron el argumento de mi propia vida...
jajaja, cierto, bufalino, no había caído en la cuenta de que tu anécdota coincide con la película, curioso oráculo ese de la canasta ;)
Me ha hecho gracia tu superstición, ametsa, supongo que todos tenemos nuestros pequeños rituales de suerte...
A Belle and Sebastian les he visto ya 4 veces, pero siempre en festivales, me gustaría verles alguna vez en sala de conciertos. Por cierto, menuda groupie estoy hecha, me saco una foto con el cantante y sale toda descuadrada, apenas se me ve medio rizo y un poco de ojo, jajaja...
Cierto que hay una película sobre "La música del azar", que por cierto no he visto, aunque sé que está protagonizada por James Spader... ¿es tan angustiosa como el libro? Por cierto, de este libro lo que no me gusta es el final, me parece un poco precipitado, después de lo mal que se lo hacen pasar los sátiros millonarios a Nashe y Pozzi esperaba algún tipo de final vengativo...
Nos gustaría ver esa foto... O cualquier otra...
jaja, bufalino, de momento os tendréis que quedar con la intriga...
Ya puestos, esos dos textos me recuerdan a un tercero, el del protagonista del libro "El curioso incidente del perro a medianoche". Es un niño autista al que ese tipo de cosas le afectan mucho. El número de coches amarillos que ve desde el autobús que le lleva al colegio le indica si su día va a ser bueno, malo o peor. El librillo está bastante bien, por cierto.
Bienvenida de tus vacaciones. Que suerte que hayas llegado a tiempo de disfutar de esta ola de calor norteño.
pd.- Estoy mas contento que unas pascuas por los dos libros que me he pillado, "Hotel savoy" de Joseph Roth y "El árbol" de Slawomir Mrozek, tienen una pinta tremenda.
Ese libro me gustó mucho, Alberto Balsam, es bastante curioso...
Sí, parece que no haya abandonado el mediterráneo, en verano lo normal es salir por la noche en mi ciudad con chaqueta, pero hoy se puede ir en tirantes.
Ya me dirás qué tal esos dos libros, no los he leído :)
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