viernes, 12 de enero de 2007

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA


"Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido. Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática. El mundo le parecía una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente constituía una desgracia, y sólo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura. "

De todas las lecturas "obligadas" del instituto, la que me causó una mayor impresión sin duda fue "El árbol de la ciencia" de Pío Baroja. A mi espíritu pseudorebelde típico de toda adolescente leer la amargura con la que se enfrentaba a la vida su protagonista, Andrés Hurtado le removió muchas sensaciones:

"La vida en general, y sobre todo la suya, le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indominable."

La novela comienza en los años de Universidad, en los que Hurtado se prepara para ejercer la Medicina. Poco a poco, el descubrimiento de la dura realidad de la vida le llevará a una espiral de nihilismo total, su mayor aspiración es lograr la total indiferencia hacia todo lo que le rodea:

"Su bienestar físico le preparaba para ese estado de perfección y de equilibrio intelectual que los epicúreos y los estoicos griegos llamaron ataraxia, el paraíso del que no cree."

Como os podéis imaginar, una novela así de pesimista sólo puede tener un final trágico, y esta no es una excepción. Mención aparte merece la crítica que hace Baroja, por boca de su protagonista, a la pacata sociedad de la época:

"Muchas veces a Hurtado le parecía Alcolea una ciudad en estado de sitio. El sitiador era la moral, la moral católica. Allí no había nada que no estuviera almacenado y recogido: las mujeres, en sus casa; el dinero, en las carpetas; el vino, en las tinajas."

"Lo único grande, fuerte, terrible, es que a todas estas mujeres les queda una idea de la honra como algo formidable suspendido sobre sus cabezas. una mujer ligera de otro país, al pensar en su juventud, seguramente dirá: "entonces yo era joven, bonita, sana". Aquí dicen: "entonces yo no estaba deshonrada". Somos una raza de fanáticos, y el fanatismo de la honra es los más fuertes. Hemos fabricado ídolos que ahora nos mortifican."

"Andrés había oído a su tío Iturrioz que en Inglaterra, en donde las costumbres eran interiormente de una libertad extraordinaria, libros,aún menos sospechosos de libertinaje, estaban prohibidos, y las novelas que las señoritas francesas o españolas leían delante de sus madres, allí se consideraban nefandas.

En Alcolea sucedía lo contrario; la vida era de una moralidad terrible; llevarse a una mujer sin casarse era más difícil que raptar a la Giralda de Sevilla a las doce del día; pero, en cambio, se leían libros pornográficos, de una pornografía grotesca por lo trascendental."


18 comentarios:

Leon dijo...

A mi este libro también me impresionó mucho, creo que lo leí en 3º de BUP y me pareció de las lecturas más agradables e interesantes de todo el colegio. Es una historia a ratos triste pero la forma de contarlo es hermosa. El tío Iturrioz, hacía mucho que no oía eso... buenos recuerdos

desconvencida dijo...

Cierto que es una historia triste a ratos, quizás demasiado existencialista para mi gusto, pero coincido León en que es una gran novela...

Anónimo dijo...

La lectura obligatoria del instituto que más me impactó a mí fue El tragaluz, de Buero Vallejo, seguida de San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno.

Recuerdo perfectamente que a Baroja no llegué a comprenderlo bien. El aire aburrido y mustio de toda la vida del protagonista podían conmigo. La falta de afecto por sus semejantes es lo que más recuerdo de la obra. Y también una escena en la que le tiene que hacer una punción abdominal a una joven.

Andrés Hurtado habría hecho un perfecto Dr. House... Aunque le falta el sentido del humor...

Anónimo dijo...

Grandes letras.
Sobran las mías.

desconvencida dijo...

Está visto que todos aquí hemos compartido el mismo plan de estudios... No sólo leí la novela de Unamuno, que también me gustó mucho, sino que la directora de mi colegio,que era la profesora de Literatura también, estaba obsesionada con Buero Vallejo, nos hizo leer "Historia de una escalera", "El tragaluz", "En la ardiente oscuridad", "El sueño de la razón"... En un primer momento le cogí manía al pobre Buero Vallejo, pero luego comencé a apreciar sus obras mucho más...

El cinismo de Andrés Hurtado ante la vida es del tipo más agrio, no es del tipo de cinismo que te ayuda a enfrentarte a los problemas y a darles la vuelta, a diferencia del que tiene el Dr. House.

desconvencida dijo...

Es que Pío Baroja es mucho Pío Baroja, Red River ;)

atikus dijo...

Nunca me gustó que me obligaran a nada y evidentemente a los clásicos los he leído después con gusto por que me salió de...grande Baroja

ah!!! eso de el espíritu pseudorebelde, me recuerda los libros que leía de políticos o filósofos de lo mas variopinto, a los 14 años, desde José Antonio, Kierkegaard, Marx o Bakunin, la verdad es que no me enteraba de nada y creo que sigo sin enterarme de nada...

desconvencida dijo...

jajaja, atikus... lo de obligada es un decir, pero la verdad es que no había otro remedio si no querías que te suspendieran! Aunque estoy de acuerdo en que a los clásicos hay que leerlos por placer, no por obligación...

Anda,que vaya lecturas para tus 14 años :)

El detective amaestrado dijo...

A mí también me impactó en el mismo momento que a tí, y curiosidad de curiosidades, tengo la misma edición que tú. Parece que no fui el único, Benjamín Prado también utiliza la figura de este libro en uno suyo que me encantó,"Alguien se acerca"

desconvencida dijo...

¡No conozco ese libro! Lo tendré en cuenta, detective ;)

NoSurrender dijo...

yo también tengo la misma edición. Baroja fue una experiencia esencial para mí. Aunque tengo que reconocer, como k, que en tercero de BUP fue Don Miguel quien más me atravesó. Hasta soñaba con él :)

Ataraxia... esa palabra se me quedó; hasta pasó a formar parte de ciertos juegos intelectualoides entre mis amigos y yo. Ataraxia, ataraxia... melancolía.

desconvencida dijo...

¿Soñabas con Unamuno? Vaya adolescente más curioso ;)...

A mi también se me quedó grabada la palabra "Ataraxia", y recuerdo haberla utilizado en algunas conversaciones y también en mi diario... jajajaja, qué mala edad :D

memento dijo...

Yo no sé qué demonios hice entonces para no leer "El árbol de la ciencia", pues recuerdo que mi hermana mayor sí que la leyó... Debí de elegir otra opción, si es que daban la alternativa. De Baroja recuerdo haber leído, por obligación, "La busca". A mí también me impactó Unamuno, e incluso un libro de Delibes que no suele ser muy simpático, "Cinco horas con Mario".

desconvencida dijo...

A mi también me hicieron leer "La busca", recuerdo que era bastante tremenda... El de Delibes, aunque es un clásico, no lo he leído, algún día...

memento dijo...

Gracias por hacerme recordar "viejos" tiempos. Uno de los que más honda huella me dejó fue "La vida es sueño". "Pedro Páramo" me gustaría volver a leerlo. "Los intereses creados" me gustó bastante más de lo que me esperaba.

-merrick- dijo...

Yo no me lo leí hasta hace un año (más o menos) y fue el segundo de Baroja para mí. Todo un descubrimiento (en to-dos los sentidos). Estilísticamente Baroja es lo que me va. Afilado como un cuchillo y preciso como pocos. Grandísimo escritor en todos los sentidos.

desconvencida dijo...

memento, no he leído "Los intereses creados"... lo bueno que tenían esas lecturas "obligadas" era que te descubrían los grandes clásicos...

merrick, veo que llegaste a Baroja tarde (a ti no te obligaron a leerlo?)...

-merrick- dijo...

Que va. Había clases de ciencias, clases de letras y clases de iletrados. Sólo recuerdo la obligación de leerme "Platero y Yo" (el profesor dijo que de mayores le pillaríamos el rollo... debo seguir siendo un niño), las leyendas y "Cien Años de Soledad".

 
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