martes, 21 de octubre de 2008

SOLILOQUIO DEL FARERO


Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma…
De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en tí, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en tí los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en tí misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y ergido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aun cuando no los vea
;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.

LUIS CERNUDA



* Al leer el otro día un post del nuevo blog de Alex, "Puedo saltar charcos", que desde aquí os recomiendo a todos, recordé este bonito poema de Luis Cernuda.

** La fotografía la saqué el año pasado en Biarritz (Francia).

8 comentarios:

Anónimo dijo...

"Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en tí misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo."


El poema es impresionante. El faro también. Gracias por el descubrimiento, Amaya.

desconvencida dijo...

Alex, me gustó también eso de "las amistades de sillón y de gesto" :D.

Me alegro de que te haya gustado, no por nada tu blog está presidido por un faro.

Anónimo dijo...

precioso poema!!

desconvencida dijo...

Gracias guapo :)

Anónimo dijo...

Extraña fascinacion , la que han ejercido siempre los faros.Quizás porque reclamaban estar
habitados por hombres que huían del mundanal ruido, solitarios por naturaleza o con un pasado obscuro.Y hoy superados por la tecnologia en muchos casos siguen en pie ,enfrentados a los elementos pero cerrados como guardando un secreto y como testigo nostálgio de lo que fueron otros tiempos.
Cuando vayais a Menorca no dejeis de visitar sus faros.
El de Favaritx , en invierno enfrentándose eternamente a la tramontana. Y en verano las cálidas aguas del de la Illa del Aire y sus lagartijas negras , verdadera excepción biológica digna de hacer las delicias de darwinistas románticos , catedráticos en biología de la Universidad de Salamanca.
El de Cavalleria y su escenario de anónimas y espontáneas creaciones de land-art.
El de Punta Nati , sólo por intuir la desolación que debían producir los numerosos naufragios frente a sus rocas...

Anónimo dijo...

Alex creo que tiene bastante de farero...
Habrá que visitar ese blog ..

desconvencida dijo...

Quedan apuntados todos esos faros,MK , por si un día no muy lejano(que seguro que llegará) visito tu amada isla :)

narrow dijo...

Uno de mis poemas favoritos. Y los faros me encantan.
y ya me parecía a mí que estabas menos quejosa o pesimista, me alegro por ti.
Ah, y si de faros se trata, me gustó mucho "la piel fría". Saludos

 
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