miércoles, 10 de diciembre de 2008

OTRA VEZ VERANO DEL 42



"Cuando tenía quince años y venía a Packett Island durante el verano, en la isla no había ni tanta gente ni tantas casas. Entonces era mucho más fácil estudiar su geografía y las peculiaridades del mar. Y si los padres no querían que sus hijos muriesen a causa de la soledad y del aburrimiento, ellos mismos se aseguraban de que otras familias aportasen su contribución infantil a la isla. Con Hermie, aquel verano del 42, estuvieron su mejor amigo, Oscy, y otro amigo íntimo, que aún no se había hecho acreedor del calificativo "mejor", llamado Benjie.

Se llamaban "El Terrible Trío", aunque nadie sabía qué razones tenían para ello. Era, principalmente, una manera de robustecer su realidad, de hallar un lugar donde situarse en este mundo.

¿La casa? La casa era de ella y nada ni nadie, desde que Hermie la viera, consiguió atormentarle e inquietarle como ella, ni hacer que se sintiera tan seguro e inseguro, tan importante e insignificante.

Los chicos yacían, doloridos y paralizados, escuchando el hueco sonido del hacha al chocar contra el recio tronco. Allá abajo, en el gran hoyo que había entre dos pilares de madera que soportaban la casa, un hombre enarbolaba el hacha en increíble y formidable arco; la levantaba desde la espalda, como Abe Lincoln, haciéndola bajar, cortando el aire, como Zeus. El tronco se partió, limpio, en dos y otro no tardó en correr la misma suerte. Luego siguió otro, otro y otro. Los muchachos no se movían, apenas respiraban. Miraban sin pestañear por encima del borde de la arena y escuchaban aquellos estallidos que parecían llegar desde el infierno. Aquello, sin saber por qué, era de interés vital para ellos. Aquel hombre, aquel sonido y aquella hacha.

Cuando la mujer hizo su aparición, deslizándose entre las sombras, y rodeó el cuerpo del hombre con sus blancos brazos, el corazón de Hernie golpeó con fuerza contra sus costillas, semejando un gorrión enjaulado. Ella era delgada, aunque bien formada, y su negra cabellera se despaldaba suavemente sobre sus hombros. Todos sus movimientos eran sensuales. No es, pues, extraño que el hombre dejara el hacha y atrajera a la mujer hacia sí, besándola de manera que no admitía rectificación alguna. Y los tres muchachos miraban comprendiendo que aquello era de esencial importancia, que era algo en lo que ellos mismos, algún día, se verían envueltos. Era como una advertencia para el futuro, un preludio de lo que iba a ocurrirles."

HERMAN RAUCHER "Verano del 42"

* Hoy quiero recordar una vez más la preciosa película de Robert Mulligan "Verano del 42" (1.971), con un fragmento de la novela que inspiró el filme y una selección de imágenes de la película que se acompañan de la preciosa banda sonora de Michel Legrand.

7 comentarios:

Paco Becerro dijo...

Me encantó esta peli, me han dado ganas de verla otra vez. Y qué música tan buena, toda la peli, y los diálogos, y que guapa la O'neill...

Daikitora dijo...

Como me ha gustado el fragmento del libro.. habrá que darle una vuelta :)

desconvencida dijo...

* La película es una maravilla, FB, como todas las de Mulligan ("Matar un ruiseñor" son palabras mayores)... la O´neill era toda una belleza, de las que quitan el aliento a jóvenes y no tan jóvenes ;)

* hola Quike!! Pues si te ha gustado este fragmento del libro, además de leerlo te recomiendo ver la película. Un beso, me alegro d verte por aqui :)

Anónimo dijo...

Qué maravilla de peli!! Preciosa... Y qué belleza la de Jennifer O`Neill!!

No me extraña que el delicado corazón del chaval se estrellase contra las costillas!!!

El libro no lo he leido, habrá que remediar eso, aunque tal vez prefiero volver a ver la peli, que hace demasiado que no la vuelvo a ver!!!

desconvencida dijo...

Estoy de acuerdo, Alain, la tenemos que volver a ver pronto, ¡sin falta! :)

Liz Marin dijo...

preciosa pelicula,me encanto


besitossss

desconvencida dijo...

Gracias por el comentario, Elisabeht...

Besos helados, brrr...

 
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