domingo, 15 de enero de 2006

TATUAJES


Cómo puedo dibujar una hermosa muchacha en tu pecho - dijo descarado el Gran Maestro de Tatuajes al Tercer Emperador-, si la única muchacha digna de ti está tatuada en el mío.


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En el seno de la geisha Tsieu, una mano experta había dibujado una abeja de oro que libaba de su pezón rosáceo. Al parecer esa fue la causa de la ruina del segundo gobernador de la familia Minamoto.


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Para ejendrar un hijo perfecto, Madame Tai se tatuó un ángel en el vientre.


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Con el tono levísimo en la voz del viento en el otoño, turbada, ocultándose tras los difuminos del biombo de nácar, la joven Emperatriz viuda, cuando fue solicitada por sus eunucos para que accediera, por el bien del Imperio, a celebrar nuevas nupcias, trémulamente dijo: Accedo, más mi nuevo marido deberá llevar tatuada en el pecho la apacible sonrisa de mi difundo esposo.



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El Maestro en Pergaminos de la Gran Corte fue ejecutado en Kioto, en el siglo XIII, al haber sido declarado culpable de realizar un tatuaje maléfico en el pecho del shogun de Kamukara, e inducir al dibujo a que diera muerte, como así hizo, a su dueño.

RAFAEL PÉREZ ESTRADA. "El ladrón de atardeceres"

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