ESCENA UNO: Benjamín Espósito (Ricardo Darín), funcionario del Juzgado, se encuentra por casualidad con Ricardo Morales, un año después del asesinato de Liliana, la mujer de éste. Morales le cuenta cómo espera, paciente, día a día al asesino de su mujer en diferentes estaciones de tren de la ciudad, con la confianza de que por fin se encarará con él algún día.
Benjamin: Morales, Morales.
Ricardo: ¿Qué tal?
Benjamin: ¿Cómo le va?
Ricardo: Acá estoy, ¿se quiere sentar?
Benjamin: Sí, ¿cómo le va?
Ricardo: Este mes me toca aquí los martes y los jueves.
Benjamin: ¿Cómo?
Ricardo: En la estación, Martes y Jueves. Lunes y Viernes voy a Once y los Miércoles a Constitución. Todos los meses cambio. Algún día va a tener que pasar. Estoy seguro de que vive en la provincia, él sabe que en la capital lo van a agarrar.
Benjamín queda tan impresionado con el tesón de Morales y con su desesperada manera de aferrarse a la memoria de su mujer, que cuando regresa al trabajo solicita a Irene, la Secretaria del Juzgado (Soledad Villamil) que reabra la causa del asesinato de Laura Calotto:
- Tenés que ver lo que son los ojos de él, están en estado de amor puro- .

ESCENA DOS: La vida de Benjamin Expósito corre peligro por su implicación en la persecución del asesino de Liliana Colotto. Irene, que le ha conseguido un trabajo en una lejana provincia donde estará seguro, le acompaña a la estación de tren, en la esperanza de que él le pida que le acompañe.

Benjamin: Esto es una locura, una locura.
Irene: Una locura sería que lo encuentre ese hijo de su madre.
Benjamin: ¿Y usted? ¿Le va a ir a buscar a usted?
Irene:No, ya le dije a papá, él sabe con quien hablar. El tipo labura para Romano y conmigo Romano no se va a meter. No se preocupe, voy a estar bien.
Benjamin: ¿Pero Jujuy? Por Dios, Irene...
Irene: Mis primos son señores feudales ahí, no le van a tocar ni un pelo, ni Romano ni nadie.
Benjamin: ¿Pero qué voy a hacer yo en Jujuy?
Irene: Lo mismo que acá: firmas, sellos... ya le tienen preparado hasta el escritorio.
Benjamin: No, no, no, Irene, no puedo... yo tengo mi vida acá, tengo a mi viejo, tengo... tengo todo.
Irene: Y qué vamos a hacer acá nosotros, digo vos y yo. No podemos hacer nada.

"
Él también corrió veloz hacia el final del tren, y vió como ella, toda su figura que hasta ayer era gigantesca, se achicaba en el andén, hasta quedar pequeña a sus ojos, pero cada vez más grande en su corazón."