—Capítulo uno. La prometida —y levantó el libro—. Te lo voy a leer para que te relajes. —Prácticamente me metió el libro en la cara—. De S. Morgenstern. Un gran escritor florinés. La princesa prometida. Él también se vino a América. S. Morgenstern. Murió en Nueva York. Escribió el libro en inglés. Hablaba ocho lenguas.
—Cuando lo dijo, mi padre dejó el libro y me enseñó los dedos—. Ocho. Una vez, en la ciudad de Florin, estuve en su café. —Meneó la cabeza; mi padre siempre meneaba la cabeza cuando decía algo mal—. No era su café. Él estaba en el café, y yo también, al mismo tiempo. Lo vi. A S. Morgenstern. Tenía una cabeza así de grande —y colocó las manos como para formar un globo enorme—. Gran hombre en la ciudad de Florin. No tanto en América.
—¿Habla algo de deportes?
—Esgrima. Lucha. Torturas. Venenos. Amor verdadero. Odio. Venganzas. Gigantes. Cazadores. Hombres malos. Hombres buenos. Las damas más hermosas. Serpientes. Arañas. Bestias de todas clases y aspectos. Dolor. Muerte. Valientes. Cobardes. Forzudos. Persecuciones. Fugas. Mentiras. Verdades. Pasión. Milagros.
—Suena bien —dije, y medio cerré los ojos—. Haré lo posible por no dormirme..., pero tengo muchísimo sueño, papá...
¿Quién puede saber cuándo va a cambiar su mundo? ¿Quién es capaz de decir antes de que ocurra, que todas las experiencias anteriores, todos los años pasados, fueron una preparación para... nada?
Imaginaos lo siguiente: un anciano casi analfabeto que lucha con un idioma enemigo, un niño casi exhausto que lucha contra el sueño. Y entre ambos sólo las palabras de otro extranjero, traducidas con dificultad de los sonidos nativos a los de otra lengua. ¿Quién podía sospechar que por la mañana ese niño se despertaría siendo distinto?
De lo único que me acuerdo es de que traté de vencer la fatiga. Incluso al cabo de una semana no me había dado cuenta de lo que había comenzado aquella noche, de las puertas que se cerraban de golpe mientras otras se abrían. Tal vez debí haber intuido algo, o tal vez no; ¿quién puede presentir la revelación en el aire?
Lo que ocurrió fue simplemente esto: la historia me enganchó."
WILLIAM GOLDMAN "La princesa prometida"
* Otro post sobre "La princesa prometida":
LA BATALLA DEL INGENIO
7 comentarios:
Yo es que soy un enamorado de la pelicula, de Mandy Patinkin y de la novela, que me encantó.
Abrazo
A mis alumnos les pasó lo mismo el curso pasado; en cuanto comenzamos a leer la historia en clase, se engancharon.
Saludos.
oh, la princesa prometida, que podría llamarse la película prometida... ya queda menos....
* Ainhoa, FB, es genial, ¿verdad? nunca me canso de verla...
* alain, ya falta menos, lo de la peli de "black" porno fue de broma...
como deseeeeeeeeeeeeeeeeeeeees...
Hola; mi nombre es Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre,prepárate a morir!!
me encanta!!
Qué grande la pelicula y qué grandiosa la novela. Me encanta el recurso que utilizó el autor, como quien explica la obra de otro escritor. Tremendo, me enganchó muchísimo la introducción y es una historia a la que me encanta volver de tanto en tanto. Es una joya de la literatura :)
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