jueves, 20 de mayo de 2010

ABUELA



"La abuela estuvo con nosotros mientras vivía papá. Una anciana con alma de niña que me abrió su corazón porque sentíamos que éramos almas gemelas.

Recreó el mundo para mi convirtiéndolo en un lugar maravilloso donde todo era posible. En nuestro mundo un árbol o una piedra eran mucho más de lo que alcanzaban a ver nuestros ojos. Ella me enseñó que las venas de las hojas estaban vivas y cómo latían. Y fue ella la primera en contarme que las plantas se quejaban cuando uno las maltrataba.

En nuestros paseos la naturaleza era parte del reino de los cielos, y Dios no estaba observando detrás de una cortina de nubes, de sol y de estrellas.

Un rostro de facciones fuertes y muchas arrugas. Dos ojos de un precioso azul celeste, cuyos espacios blancos eran ahora amarillos. El bueno olor cuando apoyaba mi cabeza en su pecho. El calor de su abrazo. (...)

Duele recordar la última parte de su vida. Una residencia de ancianos. Me senté en la cama y miré de soslayo y con temor a su vecina. Hacía mucho tiempo que ella había entrado en un mundo en el que se puede soñar y rememorar en paz. Cogí la mano de la abuela; ya no sabía cómo hablarle. Sabía tan sólo que muy pronto seguiría a su vecina al mundo de los sueños. Porque no podía soportar la situación en la que se encontraba.

Había llegado a ese momento de la vida cuando a uno le está permitido, finalmente, echar una mirada rápida y furtiva al libro de las respuestas. Y no había una respuesta. La vida nunca fue lo que ella quiso que fuera. Y el final fue desolador. Cuando fui a visitarla me preguntó quién era. Como si nunca nos hubiéramos abrazado cuando yo era niña. Ella ya no recordaba que una vez compartimos unos secretos maravillosos.

La abuela murió y las cosas nunca volvieron a ser lo que habían sido.

Quizás es una tontería apegarse a una persona que tiene que irse mucho tiempo antes que uno.
"

LIV ULLMANN "Senderos"

11 comentarios:

el adorable... dijo...

Lo que antes era exacto ya no encuentra su sitio.

Claudio Rodríguez

desconvencida dijo...

Gracias por descubrirme (hace ya un tiempo) esa preciosa frase, tan precisa, adorable... un beso

conde-duque dijo...

Hola, Descon, qué tal. No puedo evitar contarte una confidencia personal: ¿Sabías que Liv Ullmann es clavada (pero clavada clavadita) a mi madre? Hace años más, pero todavía se siguen pareciendo.
Cada vez que veo una foto suya es como ver a mi madre, que, por cierto, ahora ya es abuela (por mi hermano, que yo todavía no, eh...).
En fin, después de esta confesión nocturna innecesaria me despido.
Muchos besos.

desconvencida dijo...

hola conde-duque,¡cuánto tiempo! Muchas gracias por tu "confesión nocturna innecesaria", tu madre tiene que ser todo un bellezón! Son curiosos los parecidos, ¿verdad? Un beso y cuidate...

TRoyaNa dijo...

Descon,
este extracto¿lo ha escrito Liv Ullman?qué delicadeza al recordar a su abuela,con qué cariño y sensibilidad.No es ninguna tontería ni pérdida de tiempo,el apego,es cosa de humanos y prácticamente inevitable,por mucho que sepamos por otras culturas que el apego entraña sufrimiento y sea hasta desaconsejable,pero si alguien sale del anonimato y comparte contigo tiempo,acaba pasándote como al Principito como el zorro.
bss

Cristina dijo...

Pocas relaciones hay tan intensas como las que se mantienen netre nieto y abuelo. Y uno simepre conserva después ese olor, ese abrazo...Y también ese dolor de la despedida, ¿por qué no?

desconvencida dijo...

* troyana, efectivamente el libro está escrito por ella, es una biografía (temprana) del año 1976, ayer la compré en una tienda de libros de segunda mano (me encanta escarbar entre ellos, se encuentran muchos libros, como este, editado hace 32 años!), y la verdad es que desde el primer momento me ha enganchado, tiene una manera de narrar muy sencilla pero emotiva... Casualidades de la vida, al tener el libro en mis manos lo abrí por esta página y no pude evitar emocionarme, sobre todo porque la descripción física con mi abuela es idéntica... en fin...

* Cierto es, Cristina... yo al menos hoy he soñado (muy vívidamente) con ella, y por fin he sentido que me he podido despedir de alguna manera, cosa que no había podido hacer hasta ahora...

Matias Moreno dijo...

Muy hermoso. Un fuerte y cariñoso abrazo.

Anónimo dijo...

Esta es una de las tres heridas de Miguel Hernández, o quizá sean las tres juntas. Y la verdad es que es una herida que no cicatriza.Convives con ella.
No olvidar a las personas que queremos aunque ya no estén depende de nosotros,como en la poesía de Amalia Bautista: "Estaré donde quieras contemplarme por detrás de tus párpados cerrados. Allá donde tus ojos me den alas".

MK dijo...

Que te acompañe el recuerdo de su dulce fortaleza. Que lo imprevisto os haya evitado el deterioro tantas veces lento y cruel .Quedate con su momento más bello.
Un abrazo Descon y gracias por haberme traido este texto que me ha hecho recordar a una mujer valiente ,fuerte y hermosa y a la que le tocó vivir tiempos de infortunio. Sobrevivió a todo y le dio tiempo de crear una hermosa estampa .
Una tarde de verano , a la puesta del sol , una anciana y una niña canija y morena por un camino calcinado y polvoriento , llevando dos cestas llenas de tomates , lechugas ,peras y caracoles de regreso a casa desde un huerto que era como un milagro del paraiso terrenal.

desconvencida dijo...

* Matías, Valerian, muchas gracias por vuestras palabras...

* MK, gracias a ti por compartir el recuerdo de esa tarde de verano. Un abrazo fuerte...

 
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