miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO


FRAGMENTO 1:

"Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. A D.B. tampoco le he contado más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, suele venir a verme casi todos los fines de semana. El será quien me lleve a casa cuando salga de aquí, quizá el mes próximo. Acaba de comprarse un «Jaguar», uno de esos cacharros ingleses que se ponen en las doscientas millas por hora como si nada. Cerca de cuatro mil dólares le ha costado. Ahora está forrado el tío. Antes no. Cuando vivía en casa era sólo un escritor corriente y normal. Por si no saben quién es, les diré que ha escrito El pececillo secreto, que es un libro de cuentos fenomenal. El mejor de todos es el que se llama igual que el libro. Trata de un niño que tiene un pez y no se lo deja ver a nadie porque se lo ha comprado con su dinero. Es una historia estupenda. Ahora D.B. está en Hollywood prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren."

FRAGMENTO 2:

"¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura".


J.D. SALINGER "El guardián entre el centeno"

* Éste es uno de esos libros que marcan tu adolescencia, al menos pienso que es un libro ideal para leer en esos confusos años, ¿quien no se iba a sentirse identificado con Holden Caulfield y su rebeldía frente al mundo? Lo leí varias veces entonces y algún día de éstos lo tengo que retomar, aunque supongo que será una experiencia distinta leerlo más de 10 años después de la primera vez.

Por otra parte, siempre me ha hecho gracia el halo de malditismo que rodea a esta novela, simplemente por el hecho de que Mark David Chapman la llevara en su bolsillo aquél 8 de Diciembre de 1.980, en el momento en que asesinaba a John Lennon frente al Edificio Dakota (también maldito para muchos) en Nueva York.

8 comentarios:

Emily dijo...

Fragmento 2, sin duda. He sido miles de veces una guardiana en el centeno. Yo lo leo frecuentemente, cuando olvido lo perfecto que es.
Creo que el mundo se divide en proguardianes y en los que no lo entienden.
Para mí, Salinger es perfecto.

conde-duque dijo...

No creo que te decepcione nada si vuelves a leerlo; a lo mejor percibes otros matices o le das un sentido distinto, pero verás que sigue siendo un gran libro.
Besos.

Lula Fortune dijo...

Puede que a parte de su "malditismo" contribuya su autor, dessparecido desde no se sabe cuándo. ¿Dónde está Salinger? ¿Sigue vivo? ¿Está muerto? Puede que no me haya enterado, pero creo que hace ya unas décadas que no se sabe nada de su vida.

Y sí, tienes razón, es un clásico aunque no sólo juvenil. En NY venden camisetas con la famosa frase:¿Dónde van los patos de Central Park cuando hiela?

Besitos entre el centeno y al borde del precipicio.

troyana dijo...

Desconvencida,
también lo leí de adolescente y me gustó,y aunque tendría que refrescarlo,el fragmento 2 ahora que lo recuperas aquí,es excepcional¿¿quíen no ha soñado algo así con ser una super-heroe o heroína que salva a los más desválidos?;)

desconvencida dijo...

Gracias por vuestros comentarios (ayer estuve casi todo el día lejos del ordenador)... veo que gana por goleada el fragmento 2... a mi siempre me llamó la atención las referencias de admiración que tiene Holden Caulfield hacia su hermano mayor...

Ya os diré cuando lo vuelva a leer...

Lula, conseguiré algún día una de esas camisetas (cuando vaya a la Gran Manzana, mi viaje soñado)...

davidoffberlin dijo...

He leído dos veces "El guardián entre el centeno", es tan enorme que hace diez años que tengo "Subid, carpinteros, la viga en el tejado" y no me atrevo a leerlo por si me cargo el mito Salinger.

Emily dijo...

David, te contesto yo ;) Lee Levantad, carpinteros la viga del tejado, si quieres introduirte en la familia Glass. Salinger nunca decepciona.

Helene Hanff dijo...

Es raro leerlo de nuevo ahora, aunque yo descubrí nuevos significados y eso nunca decepciona. Un beso

 
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