Hay momentos mágicos en el cine como el final de "Desayuno con Diamantes" (Blake Edwards 1.961). Audrey Hepburn busca desesperadamente a el gato que acaba de abandonar en un callejón (como si el gato le recordase a ella misma- momentos antes ha dicho "Soy como el gato, una vagabunda sin nombre. No pertenecemos a nadie"), grita y llora mientras sus lágrimas se confunden con la lluvia. Finalmente lo encuentra y temblando lo coloca dentro de la gabardina para darle calor, mira a George Peppard y este comprende que no cogerá ese vuelo a Brasil, que compartirán juntos el resto de su vida, se abrazan y se besan, mientras suena de fondo "Moon river" de Mancini.
Visitamos el restaurante Dicharachero, carta desenfadada ideal para un
picoteo entre amigos en Madrid
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Hemos visitado el *restaurante Dicharachero*, un proyecto de Teresa J. La
Blanca, ex concursante de Masterchef y Javier Escribano, un empresario
gastronó...
Hace 2 días.
2 comentarios:
Una de mis películas favoritas, la vi por primera vez cuando ya todo el mundo le había dado mil vueltas. La escena final es estupenda, yo prefiero la primera, cuando desayuna mirando el escaparate de Tiffany´s. Un saludo
Audrey encantadora.
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