El verano. Los pájaros derretidos en pleno vuelo, caen, como plomo hirviente, sobre las cabezas de los arriesgados transeúntes, matándolos al momento.
El verano. La isla, como un pez de metal alargado, centellea y lanza destellos y vapores ígneos que fulminan.
El verano. El mar ha comenzado a evaporarse, y una nube azulosa y candente cubre toda la ciudad.
El verano. La gente, dando voces estentóreas, corre hasta la laguna central, zambulléndose entre sus aguas caldeadas y empastándose con fango toda la piel, para que no se le desprenda el cuerpo.
El verano. Las mujeres, en el centro de la calle, empiezan a desnudarse, y echan a correr sobre los adoquines que sueltan chispas y espejean.
El verano. Yo, dentro del morro, brinco de un lado a otro. Me asomo entre la reja y miro al puerto hirviendo. Y me pongo a gritar que me lancen de cabeza al mar.
El verano. La fiebre del calor ha puesto de mala sangre a los carceleros que, molestos por mis gritos, entran a mi celda y me muelen a golpes. Pido a Dios que me conceda una prueba de su existencia mandándome la muerte. Pero dudo que me oiga. De estar Dios aquí se hubiera vuelto loco.
El verano. Las paredes de mi celda van cambiando de color, y de rosado pasan a rojo, y de rojo al rojo vino, y de rojo vino a negro brillante... el suelo empieza también a brillar como un espejo, y del techo se desprenden las primeras chispas. Solo dándole brincos me puedo sostener, pero en cuanto vuelvo a apoyar los pies siento que se me achicharran. Doy brincos. Doy brincos. Doy brincos.
El verano. Al fin el calor derrite los barrotes de mi celda, y salgo de este horno al rojo, dejando parte de mi cuerpo chamuscado entre los bordes de la ventana, donde el aceite derretido aun reverbera.
REYNALDO ARENAS "El mundo alucinante".
El verano. La isla, como un pez de metal alargado, centellea y lanza destellos y vapores ígneos que fulminan.
El verano. El mar ha comenzado a evaporarse, y una nube azulosa y candente cubre toda la ciudad.
El verano. La gente, dando voces estentóreas, corre hasta la laguna central, zambulléndose entre sus aguas caldeadas y empastándose con fango toda la piel, para que no se le desprenda el cuerpo.
El verano. Las mujeres, en el centro de la calle, empiezan a desnudarse, y echan a correr sobre los adoquines que sueltan chispas y espejean.
El verano. Yo, dentro del morro, brinco de un lado a otro. Me asomo entre la reja y miro al puerto hirviendo. Y me pongo a gritar que me lancen de cabeza al mar.
El verano. La fiebre del calor ha puesto de mala sangre a los carceleros que, molestos por mis gritos, entran a mi celda y me muelen a golpes. Pido a Dios que me conceda una prueba de su existencia mandándome la muerte. Pero dudo que me oiga. De estar Dios aquí se hubiera vuelto loco.
El verano. Las paredes de mi celda van cambiando de color, y de rosado pasan a rojo, y de rojo al rojo vino, y de rojo vino a negro brillante... el suelo empieza también a brillar como un espejo, y del techo se desprenden las primeras chispas. Solo dándole brincos me puedo sostener, pero en cuanto vuelvo a apoyar los pies siento que se me achicharran. Doy brincos. Doy brincos. Doy brincos.
El verano. Al fin el calor derrite los barrotes de mi celda, y salgo de este horno al rojo, dejando parte de mi cuerpo chamuscado entre los bordes de la ventana, donde el aceite derretido aun reverbera.
REYNALDO ARENAS "El mundo alucinante".
4 comentarios:
Si me tocara pasar el verano en una cárcel, también yo hubiera deseado la muerte.
¿Sabes que no he leído nada de R. Arenas? Ni he visto la peli que hicieron de él? Voy a ponerle remedio. Y que no acabe nunca el verano!
Fue hace dos veranos, en Granada, cuando leí su autobiografía, me pareció interesante y él, todo un personaje. Hay anécdotas en el libro demasiado increíbles y seguramente por eso, ciertas, como la del autobús lleno de cubanos estampándose contra la embajada americana y pidiendo asilo político...
Un beso veraniego.
No sabes lo que comprendo ese texto. Aquí, de guardia de incendios y sin haber cogido vacaciones.
Y haz el favor de poner el vídeo del "Ahí va Manoli" en tu anterior entrada, que tienes repetido el "Let´s Make This Precious" ¡Que ya sabemos que tu blog es precioso y excelente! Pero tampoco hay que pasarse caramba ¡Ayyyy estas Navarricas!
Un abrazo y gracias, Descon.
* Pues sí, Emily, tiene que ser duro ver pasar el verano tras unas rejas... yo de él sólo he leído "Antes que anochezca" y he visto la película del mismo título, te recomiendo ambas! Un beso
* jeje, princesa, los cubanos tienen el verbo florido, y a veces tienden a exagerar, aunque a veces (más de las que pensamos) la realidad supera a la ficción, así que no me extrañaría que esa anécdota fuese cierta.
* jajaja, Mad Hatter, como he dicho en el anterior post asunto arreglado! Eso me pasa por programarlos con antelación y no repasarlos :)
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